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Le rezan a Malverde, pero no lo estudian

A Jesús Malverde le rezan en Tijuana y en Colombia, en Arizona y en Bolivia, pero en las universidades de Sinaloa no hay quien le prenda una veladora. “Llama la atención el hecho de que hasta ahora han sido muy pocos los intentos por investigar a este personaje”, reconoce el antropólogo social Arturo Lizárraga Hernández.

El investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa cuenta que Malverde pasó “desapercibido” para las ciencias sociales hasta la última década del siglo 20. “Acaso por el desdén que se tenía por la microhistoria, o porque su fama fue catapultada por el auge del narcotráfico, que prácticamente se apropió de su imagen”, señala el autor de “Jesús Malverde. Ángel de los pobres” (1998), hasta hoy el único artículo, dice, que lo ha abordado desde la antropología.

Sobre Malverde casi todo es leyenda. Pero en su capilla de Culiacán, levantada en 1980, nunca faltan los fieles. El tránsito es continuo de las 7 de la mañana a las 10 de la noche. “Están llegue y llegue, todo el día”, afirma el capellán Jesús González.

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No hay petición que se le resista a Malverde, pero también puede ser vengativo con quienes no agradecen su ayuda. “Todo el que le pide con fe, cualquier tipo de milagro y favor se lo cumple”, sostiene González, quien desde hace 11 años está al frente de la capilla por encargo de su padre, el fundador, don Eligio González León.

Fue una anciana de 102 años, doña Amadita, quien contó a Eligio la historia de Malverde, recuerda su hijo. Le dijo que se llamaba Jesús Juárez Mazo, que había nacido en Mocorito en 1870, y que lo de mal verde era porque robaba envuelto en hojas de plátano el botín que luego repartía entre los pobres. Sus víctimas eran los ricos que asaltaba en los caminos de Bachigualato, Navolato o Quilá.

Doña Amadita, que decía haber conocido a Malverde, se lo describió a Eligio tal como aparece en el busto que luego mandaría hacer, parecido al ídolo Pedro Infante. Enemigo del gobernador Francisco Cañedo, se dice que falleció el 3 de mayo de 1909, unos afirman que a causa de las heridas recibidas tras un enfrentamiento, y otros que fue colgado de un mezquite por policías rurales. Pero lo cierto es que no existe evidencia documental ni de su nacimiento ni de sus delitos, señala el cronista Luis Antonio García.

Lo que abunda, manifiesta el capellán, son los testimonios de agradecimiento por los favores recibidos en placas, fotografías, hojas de papel... ¿Y a usted --se le pregunta-- le ha hecho Malverde algún milagro? “Pues muchos. Tenerme con vida y salud, tener bien a mis dos hijos y a mi esposa”.

El historiador sinaloense Luis Omar Montoya considera que intentar comprobar la existencia de Malverde es como buscar una aguja en un pajar. “La historia positivista está rebasada. Hoy la respuesta a interrogantes sociales como Malverde debe plantearse recurriendo a otras metodologías, siempre pensando en el diálogo interdisciplinario”.

Referirse a esta ánima como el “santo de los narcotraficantes”, dice, sólo fomenta la ignorancia, el odio y la discriminación. “Están equivocados quienes piensan que el culto a Malverde o a la Santa Muerte se debe sólo a la inmoralidad de las personas. Ahí, justamente, es donde hacen falta estudios serios”.

Es cierto, reconoce el antropólogo Jorge Amós Martínez, no existe interés entre los investigadores por estudiar los mecanismos de la santificación popular, que genera desde rituales hasta oraciones y numerosos objetos, y donde, como en el caso de la Iglesia, el manejo de los recursos suele ser discrecional.

“Para el creyente, el ‘santo’ actúa y es eficiente, ‘cumple’. De lo contrario, la devoción se va a otro lado: a la Santa Muerte, a San Judas Tadeo o a San Charbel, porque en esto, como en otros aspectos de la vida, las modas también funcionan”, sostiene el investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

La labor social de don Eligio continúa, asegura su hijo Jesús. Quienes acuden a la capilla, cuenta, depositan su limosna en un sobrecito, lo mismo un peso que mil, “como en cualquier iglesia”. “(Con las donaciones) se le regala a la gente despensas, bultos de lámina, muletas, andaderas y servicios funerarios”.

Desde la antropología social y cultural podría investigarse el imaginario popular que rodea a Malverde: los ritos y percepciones de los grupos sociales que han depositado su fe en este santo laico, considera Lizárraga Hernández.

La música es otro campo de investigación abierto, ya que no sólo existen más de 50 corridos que cantan a Malverde o cuentan su historia, sino que, según Montoya, a la capilla llegan bandas de viento en Culiacán a agradecerle los favores, mientras que en Cúcuta le tocan vallenatos y en Buenos Aires cumbias villeras.

“Es necesario desmitificar a Jesús Malverde”, propone, “si es que realmente pretendemos generar conocimiento”.

¿Un pariente lejano?

El acta de nacimiento con el nombre de Jesús Malverde que se expone en el Archivo Histórico de Sinaloa, hecha pública en 2007, consigna que fue registrado en la localidad de Paredones el 15 de enero de 1888, hijo natural de Guadalupe Malverde, lo que no coincide con la tradición oral, que señala como su verdadero nombre el de Jesús Juárez Mazo.

Más cercano a la verdad histórica es el hallazgo del cronista Luis Antonio García, que hace unos meses descubrió en el archivo de la Parroquia de la Purísima Concepción, en Mocorito, un acta de bautismo fechada el 23 de agosto de 1830 con el nombre de José Anastacio de Jesús Juares Mazo, hijo de los “indígenas” Bartolomé y María Alvina.

“La fecha no corresponde”, aclara García, ya que según se cree, Malverde nació el 24 de diciembre de 1870.

“Posiblemente sea un pariente, o bien, la leyenda de Malverde sea más antigua de lo que pensamos. Lo cierto es que para los creyentes, el que no existan pruebas históricas (de su existencia) es algo que no tiene relevancia”.

Del teatro a la radio

De Jesús Malverde se han escrito libros, obras de teatro e incluso una radionovela:

-”El jinete de la Divina Providencia”, del dramaturgo Óscar Liera.

-”La maldición de Malverde”, radionovela basada en el libro homónimo de Leónidas Alfaro.

-”Jesús Malverde. El santo popular de Sinaloa”, novela de Manuel Esquivel.

-Los artistas plásticos Lenin Márquez y Watchabato lo han convertido en parte de su obra.

-Los Cadetes de Durango, la Banda Potrillos, Los Incomparables de Tijuana, han grabado canciones sobre Malverde.

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