Aficionados de ferrocarriles construyen una mini ciudad de trenes
- Share via
Cada semana cientos de niños que asisten al museo El Trompo se cautivan al final del recorrido de las salas de exposiciones con una colosal maqueta de ferrocarriles miniatura situada en el lobby de la pinacoteca.
Locomotoras y vagones —por medio de la electricidad y la electrónica— recorren paisajes selváticos, bosques poblados de abetos, desiertos, montañas empinadas, rústicas cabañas, una fábrica de cemento, minas de carbón, la réplica de la histórica Estación Tijuana (1909-1917) y una miniciudad ficticia cerca del mar.
“Para los niños los trenes los ven como juguetes, pero para muchos adultos esto nos transporta a la infancia”, dijo Antonio Ramírez, de 36 años, empleado de una fábrica que asistió un fin de semana reciente al museo con su esposa y sus dos hijos.
La maqueta de unos 70 metros cuadrados tiene 120 metros de vía de ferrocarriles tendida, explicó Juan José Cabuto, un ingeniero minero de 58 años que fue uno de los constructores e impulsores de este proyecto. El prototipo pretende servir como punta de lanza para difundir la historia y cultura de los ferrocarriles en la región.
Por esas vías pasan los trenes que con ingenio, ciencia y arte han comprado y adaptado con trabajo de carpintería, mecánica y pintura Antonio Lara, un jubilado del Seguro Social de 65 años, y Daniel Tabárez, un ingeniero en electrónica de 36 años aficionado al modelismo ferroviario desde su adolescencia.
Debajo de esa maqueta están decenas de cables conectados a paneles que dan vida a ese viaje que ha costado cuatro años construir y poco más de 12 mil dólares, aseguran.
Ellos junto a Cabuto y otras seis personas más son miembros de la fundación Ferrocarriles de Baja California, un organismo sin fines de lucro que nació en el 2000 en la Sociedad de Historia de Tijuana y cuya meta es crear su propio museo.
“No había historia del ferrocarril aquí, no se fomentaba, y nosotros nos hemos propuesto rescatarla”, dijo Cabuto, quien cita de memoria pasajes importantes de la historia de las vías férreas como la del empresario estadounidense John D. Spreckels, que comenzó la construcción en 1910 del ferrocarril Tijuana-Tecate, que fue parte de una línea que se trazó para unir San Diego con Yuma, Arizona; y que favoreció enormemente a Tecate, pues de ser una población aislada, en lo sucesivo hubo oportunidad de dar salida a los productos de la zona: ganado, granos, mostos y vinos.
La otra historia, ligada también a las vías del tren, explicó, es la que sucedió a principios de mayo de 1911, cuando la población establecida en esta frontera luchó contra un grupo de extranjeros que pretendieron invadir el estado en la llamada batalla contra los filibusteros.
Muchos vagones son pintados para que luzcan en la maqueta como si fueran trenes de compañías mexicanas, explicó Lara. Algunos incluso tienen graffitis o cabinas humeadas.
“Yo no era aficionado a los trenes, de hecho no me gustaban. Pero comencé a ir al grupo de la fundación y mis compañeros me entusiasmaron con la historia detrás de ellos. Lo que terminó de apasionarme fueron los modelos a escala, son muy reales”, dijo Lara, quien ahora cuenta con 134 piezas de colección.
Tabárez es el más joven del grupo, pero el que de inmediato conectó con ellos porque tenía más de dos décadas coleccionando locomotoras y carros de arrastre en miniatura, que actualmente conforman 155 piezas en total.
“Mucha gente que viene se sorprende porque no es muy usual este hobby aquí, lo ven al principio como algo del pasado. Pero se quedan viendo y comienzan a preguntar, se dan cuenta que es parte de la historia, de ellos”, dijo Tabárez.
Los trenes recorren el paisaje inventado hecho de madera, clavos, yeso, papel, pegamento y tornillos —que representa los diferentes ecosistemas del mundo, según explican sus diseñadores— mientras decenas de observadores adultos y niños miran con curiosidad, parecen enfrascarse en un mundo aparte en el que grandes y chicos se entienden.
La maqueta y sus piezas pueden observarse sin costo de entrada de lunes a domingo de 10 a.m. a 4 p.m. Los fines de semana está parte del grupo que creó el diseño reparando piezas o rieles. Sin embargo, si quieres ingresar al museo, eso tiene un costo de 60 pesos (4.8 dólares).
El museo El Trompo está ubicado en el Libramiento Los Insurgentes, a un costado del Parque Morelos, Tercera Etapa del Río Tijuana. Mayor información en el número (011-52) (664) 634-3476 o bien en el portal
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.