Ola de inmigrantes satura albergues de Tijuana

TIJUANA- La frontera de Tijuana y San Diego está experimentando una nueva oleada de migrantes provenientes del Caribe, Centroamérica, África y Europa del Este en busca de asilo político en los Estados Unidos.

Desde finales de mayo, cientos de migrantes, la mayoría de Haití y países francoparlantes de África, arriban a Tijuana con la esperanza de que se les permita acceder a los Estados Unidos.

A los haitianos y africanos se han sumado personas de Armenia, Rusia, Nicaragua, El Salvador así como migrantes mexicanos de Michoacán y Guerrero que han escapado la violencia que viven sus estados.

Sin embargo, debido a la alta demanda, la garita de San Ysidro no está preparada para procesar a tantas personas en tan poco tiempo por lo que albergues locales como la Casa del Migrante en Tijuana han tenido que proporcionar hospedaje temporal a estos migrantes.

Cada día, la Casa del Migrante recibe por lo menos a 30 migrantes que permanecen 48 horas en lista de espera para recibir una audiencia con la aduana y solicitar su asilo político.

Muchos de estos migrantes han vivido un calvario para arribar a la frontera norte de México. La situación de seguridad y económica ha llevado a familias enteras a realizar el peligroso éxodo hacia el norte.

Uno de estos casos es el de James Joseph, un hombre de 26 años proveniente de Haití. Joseph viajó desde Brasil junto a su esposa hasta que fueron separados violentamente en la frontera entre Nicaragua y Honduras.

“Iba caminando por la montaña cuando nos secuestraron a mi esposa y a mí”, comentó Joseph, “logré escapar y huir pero no he sabido nada de mi esposa desde hace cuatro meses”.

Joseph espera poder reencontrarse con su pareja una vez ingresando a los Estados Unidos ya que considera que allá tendrá más herramientas para buscarla.

Para los cubanos Juliel Palais e Ismaray Loyola, el viaje a Tijuana no ha sido tan tortuoso como el de Jospeh y otros haitianos y africanos.

Palais arribó a México por Veracruz vía avión con una visa de artesano. Una vez en suelo mexicano su idea es buscar asilo en Estados Unidos.

“Como todos los cubanos, la mayor razón para salir de la isla son los problemas económicos”, señaló Palais, “dejé a mi familia, esposa e hijo en Cuba y estoy dispuesto a trabajar de lo que sea con tal de poder ayudar a mi familia”.

Por su parte, Loyola llegó a México después de una estadía en Argentina y ahora busca ingresar a Estados Unidos en busca de mejorar su calidad de vida.

La cubana comentó que decidió venirse por Tijuana ya que un familiar suyo le comentó sobre esta ruta alterna para ingresar a Estados Unidos.

“Mi plan es poder llegar hasta la Florida para reencontrarme con algunos familiares y comenzar a rehacer mi vida”, indicó, “estoy dispuesta a trabajar de lo que sea al principio pero luego en lo profesional me gustaría encaminarme ya que soy licenciada”.

La situación de refugiados sigue en aumento en Tijuana y la Casa Migrante hace lo mejor que puede para apoyar a estas personas vulnerables. Los voluntarios Antonella Panetta y Junior Laurent han presenciado de primera mano este fenómeno migratorio.

Panetta es una profesionista de Italia que lleva desde marzo apoyando a la Casa del Migrante y nunca imaginó que el albergue vivirá su actual situación.

“Pienso que para poder ayudar a tantas personas es necesario que la Casa de organice de nuevo para ayudar a las personas en esta situación”, comentó, “ahora hay días en que tenemos más refugiados que deportados”.

Y es que además de ayudar a refugiados en busca de asilo político, la Casa del Migrante recibe diariamente a mexicanos recién deportados de los Estados Unidos por lo que se encuentra casi a tope de sus capacidades.

Muchos de estos migrantes de Haití y África no hablan español ni inglés por lo que la comunicación ha sido complicada. Sin embargo, Laurent ha servido como interprete durante esta crisis migratoria.

Laurent es un seminarista originario de Haití que lleva desde diciembre apoyando dentro de la Casa del Migrante. Para el caribeño presenciar a tantos de sus paisanos lejos de casa ha sido una experiencia difícil.

“En mi experiencia personal ha sido duro escuchar tantas historias triste y horribles” “algunos han sufrido de secuestros, asaltos y hasta violaciones. El trato que ha recibido algunas de estas personas es peor que animales”.