Erika Andiola: entre el sueño por la ciudadanía y el sueño de una revolución política
LOS ÁNGELES — Mientras los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos: Donald Trump y Ted Cruz, muy marcadamente han venido compitiendo entre ellos para ver quién se muestra más fanático e insultante ante los inmigrantes indocumentados, usándolos como de costumbre de chivos expiatorios, sin asomarse siquiera al papel que históricamente su país ha jugado como co-responsable del engendramiento del problema migratorio, el equipo de campaña del senador Bernie Sanders cuenta con la participación de dos “dreamers” para el despliegue de su estrategia de acercamiento a los latinos. Cesar Vargas, contratado por Sanders en octubre de 2015 y Erika Andiola, en noviembre de ese mismo año.
Erika Andiola es una joven nacida en México, traída de niña a Estados Unidos sin documentos y actualmente amparada por la Acción Diferida (DACA), un alivio administrativo que previene la deportación y que otorga la posibilidad de obtener permiso de empleo, pero sin ofrecer un camino hacia el estatus de residente permanente ni a la ciudadanía.
Justo después de acogerse a ese plan de suspensión de deportación del presidente Barack Obama para los jóvenes inmigrantes conocidos como “dreamers”, Erika tomó una de las decisiones más importantes de su vida: renunciar a su puesto de enlace comunitario con la congresista Kyrsten Sinema, demócrata por Arizona, para dedicarse de lleno al activismo pro-inmigración. Erika dijo entonces sobre su renuncia que lo hacía porque no podía luchar por reformas migratorias y a la misma vez trabajar para el sistema que incluye a las agencias federales de inmigración. Como muchos otros “dreamers”, Erika es parte de la lucha de una generación por su sueño americano, tal como lo documenta y describe en su libro la periodista Eileen Truax sintetizando la motivación profunda de estos jóvenes en su inquebrantable solidaridad y fidelidad hacia sus padres, amigos y compañeros: “No soy sólo yo. Yo puedo estar bien, pero si mis papás no están bien, si mis hermanos no están bien, si mi comunidad no está bien, no puedo estar bien”, comentó Truax durante una charla sobre la heroica lucha de estos jóvenes en una universidad de Los Ángeles.
Es justo este tema que habita y late de manera nítida y profunda en el corazón de Erika Andiola, a quien entrevistando recientemente vía Skype le pregunté al final de nuestra charla, cómo definiría en sólo unas cuantas palabras al senador Sanders con quien trata constantemente en la dinámica de una campaña electoral que tiene a muchos sorprendidos en el mundo por el nivel de éxito alcanzado que casi nadie imaginaba. Erika sonrió y me dijo con firmeza: “Bernie Sanders no está en venta, no se vende y es el único que no se vende en estas elecciones”.
Trabajando para la campaña de Sanders, Erika no tiene que leer libros ni leyes para entender qué es lo que en Estados Unidos está pasando con la comunidad inmigrante. Ella misma es testimonio vivo de una vergonzosa realidad que, ante un deslinde analítico de responsabilidades, ubica entre los culpables no sólo a gobernantes corruptos en los países de origen de los desplazamientos masivos migratorios, sino de manera clara y contundente a diferentes gobiernos de Estados Unidos, ya sean de extracción demócrata o republicana.
La lista de acciones generadores de emigración masiva por parte de esos gobiernos es enorme, desde intervenciones encubiertas ilegales e inmorales para derrocar a presidentes como Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, entre muchas otras, hasta políticas económicas como los tratados de libre comercio que en el caso de México, tal como me lo reconoció hace ocho años Barack Obama en una entrevista que le realicé aquí en Los Ángeles, ha beneficiado a las grandes corporaciones y a sus exportaciones pero no a sectores mayoritarios del pueblo de México que han quedado atrapados entre el desmantelamiento del campo mexicano y la proliferación del crimen organizado en gran parte de la geografía mexicana.
Celebro que en el equipo de campaña de Sanders, estén presentes voces como la de Erika Andiola, habiéndose graduado primero de las universidades, haciendo activismo por una reforma migratoria, trabajando en el Congreso, ayudando a sus padres y familiares demostrando que son prioridad para ellos los auténticos valores familiares, e influyendo ahora y siendo protagonistas importantes de las elecciones de este 2016 en las que mucha gente percibe la campaña de Bernie Sanders como la única que habla sin tapujos sobre los problemas estructurales del país, sobre la corrupción y el papel del dinero en las entrañas del proceso electoral estadounidense y campaña que ubica con claridad la causa de fondo por la que millones de seres humanos se han visto seducidos u obligados a buscar una mejor vida fuera de sus países de origen.
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