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Escuelas de Estados Unidos buscan flexibilizar medidas disciplinarias adoptadas en los 90’s

En esta foto del 16 de septiembre del 2015, Ahmed Mohamed, de 14 años, durante una conferencia de prensa en su hogar en Irving, Texas. El reciente arresto y suspensión del niño en la escuela después que confundieron su reloj casero por una bomba refleja políticas disciplinarias rígidas en las escuelas. Pero algunos distritos escolares han empezado a flexibilizar las normas. (AP Foto/Brandon Wade, File)
En esta foto del 16 de septiembre del 2015, Ahmed Mohamed, de 14 años, durante una conferencia de prensa en su hogar en Irving, Texas. El reciente arresto y suspensión del niño en la escuela después que confundieron su reloj casero por una bomba refleja políticas disciplinarias rígidas en las escuelas. Pero algunos distritos escolares han empezado a flexibilizar las normas. (AP Foto/Brandon Wade, File)
(Brandon Wade / AP)
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El reciente arresto en Texas de un musulmán de 14 años, cuyo profesor confundió un proyecto estudiantil con una posible bomba, dejó en ridículo a las autoridades de la escuela y suscitó acusaciones de islamofobia.

A Ahmed Mohamed le valió una invitación a la Casa Blanca, donde el adolescente debía asistir a una sesión astronómica el lunes por la noche, pero también una suspensión de tres días, que según dice el distrito escolar le obliga a cumplir, pese a que finalmente se aclaró que el artefacto en cuestión era un reloj electrónico.

La suspensión del niño —sus padres lo han retirado de la escuela— refleja las políticas disciplinarias rígidas que muchas escuelas estadounidenses adoptaron en la década de 1990, pero muchos distritos, incluso algunos de los más grandes de la nación, han empezado a flexibilizar las normas suprimiendo las suspensiones automáticas, expulsiones y denuncias a la policía para reemplazarlas por asesoramiento estudiantil y castigos menos severos.

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“Cuando no podemos diferenciar entre un problema serio y otro no serio con un niño en la escuela, el problema no está en el niño sino en nosotros”, afirmó Michael Gilbert, director de la Asociación Nacional de Justicia Comunitaria y Reparadora, con sede en San Antonio, que propone el diálogo en vez del castigo.

Los distritos escolares en Nueva York, Los Ángeles y Denver son algunos de los que han dejado las políticas disciplinarias basadas sobre todo en suspensiones. Los gobiernos estatales también han tomado medidas. Este año, Connecticut limitó las suspensiones y expulsiones para estudiantes hasta el segundo grado. Texas despenalizó el ausentismo injustificado y Oregón limitó los casos en que se pueden aplicar suspensiones y expulsiones a estudiantes hasta el quinto grado.

El año pasado, el gobierno de Barack Obama pidió a las escuelas abandonar las políticas que envían a los niños ante la justicia y promovió el entrenamiento de personal escolar para la resolución de conflictos.

“Hemos visto muchos cambios a nivel federal, estatal y local que creo nos conducen en una nueva dirección”, comentó Russell Skiba, director del Equity Project en la Universidad de Indiana, pero agregó que “todavía hay muchas escuelas que carecen de los recursos o temen cambiar a algo diferente”.

Las escuelas públicas de Denver empezaron a implementar un programa disciplinario compensatorio en 2008. Los dirigentes del distrito estaban preocupados por el número elevado de suspensiones y expulsiones, que según el grupo Padres & Jóvenes Unidos castigaba desproporcionadamente a estudiantes de minorías.

Una de esas estudiantes, Margarita Atencio, dijo que su escuela de Denver la suspendió en séptimo grado —antes de que se instrumentaran las nuevas políticas— después que otras niñas la golpearon y la culparon del incidente. Cuando regresó no podía concentrarse en sus estudios porque temía que volviera a suceder. Así ocurrió y esta vez la expulsaron, agregó.

“Pensé que nadie me apoyaba ni se preocupaba por mí”, dijo Atencio, quien tuvo que repetir el séptimo grado. Ahora de 19 años y graduada de la secundaria, ha sido líder juvenil voluntaria de Padres & Jóvenes Unidos por tres años.

La secretaria nacional de educación saliente, Arne Duncan, afirmó el mes pasado que las suspensiones y expulsiones se vinculaban estrechamente con cuestiones raciales.

“No se trata de un prejuicio explícito y evidente”, afirmó. “De hecho, a veces, cuando aflora un prejuicio transparente, el país se detiene y hace una pausa, pero un niño lleva un reloj y vemos una bomba”.

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