Miles de estudiantes de preparatoria de L.A. están ausentes de las clases en línea, 40.000 no se registran diariamente en medio del cierre por coronavirus
Con los campus cerrados debido a la pandemia, el LAUSD está luchando con la educación a distancia. Sólo dos tercios de los estudiantes de secundaria participan diariamente.
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Alrededor de 15.000 estudiantes de preparatoria de Los Ángeles están ausentes en línea y no han realizado ningún trabajo escolar, mientras que más de 40.000 no han estado en contacto diario con sus maestros desde el 16 de marzo, cuando el coronavirus forzó el cierre de los campus, informaron funcionarios del distrito el lunes.
Esas cifras, los primeros datos oficiales sobre la participación en línea de los estudiantes, revelan el desafío masivo que enfrenta el segundo distrito escolar más grande del país, que está intentando una transición de medio millón de escolares de la noche a la mañana, la gran mayoría de ellos provienen de familias de bajos ingresos, donde muchos carecen de computadoras y acceso a internet.
Aunque todavía es temprano, los números demuestran cómo la brecha digital entre los estudiantes desatendidos, así como la falta de compromiso y la fuerte conexión personal con sus clases, probablemente contribuirá a una brecha de logro más profunda y preocupante, dijeron expertos en educación.
“Esta crisis ha puesto al descubierto lo que siempre supimos: cómo las oportunidades equitativas dependen tanto de los antecedentes de los padres, la riqueza y el acceso a los recursos”, manifestó Janelle Scott, profesora de educación y estudios afroamericanos de UC Berkeley. “Tener una escuela física realmente importa y es vital contar con adultos afectuosos que puedan retener a los niños y la familia”.
El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles se ha movido rápidamente para distribuir computadoras y ha organizado el acceso gratuito a Internet, pasos que ya pueden haber ayudado a miles, pero claramente no han reemplazado la experiencia de aprendizaje en el aula.
“No es como si fuéramos a la escuela virtual porque pensamos que es mejor”, señaló Scott. “Hicimos la transición a la escuela virtual porque hay una crisis”.
De acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades, CDC), ambos causan fiebre y tos, y ambos pueden provocar neumonía.
Los 15.000 estudiantes no contabilizados son una fuente de preocupación especialmente grave, dijo el superintendente Austin Beutner, quien publicó las cifras el lunes. Los 40.000 que no están en contacto diario con sus maestros representan aproximadamente un tercio de todos los alumnos de preparatoria de Los Ángeles. Sin embargo, algunos de ellos pueden estar haciendo un trabajo asignado que no requiere un registro diario.
Los funcionarios se negaron a publicar cifras similares para las escuelas intermedias o primarias.
“Simplemente no es aceptable que perdamos contacto con 15.000 adultos jóvenes o que muchos estudiantes no estén recibiendo la educación que deberían”, declaró Beutner en una actualización por video. “Esto llevará algún tiempo y un poco de ‘prueba y error’ para hacerlo bien. Y requerirá la paciencia y el compromiso continuos de todos los involucrados: estudiantes, familias y maestros ”.
Beutner dice que espera que el alcance en línea mejore a medida que más familias aprovechen las computadoras e internet gratis, que se organizan mediante un contrato con Verizon. Para obtener banda ancha, los estudiantes usarán puntos de acceso individuales: pequeños cubos digitales a través de los cuales pueden conectar una computadora a Internet.
“La gran gran brecha digital de la que muchos han hablado es muy real en las comunidades a las que servimos”, precisó. En respuesta a lo que Beutner caracterizó como una necesidad urgente, el superintendente usó sus poderes de emergencia y autorizó el gasto de $100 millones de las reservas del distrito para tecnología.
Muchos de los que permanecen desconectados “se encuentran entre nuestros alumnos más vulnerables”, dijo. “Pueden ser estudiantes en el sistema de crianza o aquellos que estén experimentando la falta de vivienda, hasta los que viven en la pobreza extrema. Esos son alumnos que luchan con la asistencia a clases en tiempos ordinarios”.
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“La parte más difícil no es la tecnología”, apuntó. “La parte más difícil es establecer una conexión con el estudiante. Y no me refiero a una conexión digital. Me refiero a esa conexión humana de algún tipo”.
El personal de la Escuela Intermedia Thomas Starr King en Los Feliz está haciendo lo que puede, señaló Wil Page, capacitador de tecnología educativa.
Pero la información de contacto de algunas familias con frecuencia está desfasada: se mudan, pierden el acceso al teléfono celular, cambian los números, expuso Page. La crisis actual ha exacerbado estos problemas.
“Estamos en una era tan extraordinaria en este momento que se hace muy difícil para algunas familias poder tener ese alcance y viceversa”, observó Page.
Los maestros en King están trabajando en equipos para descubrir quién falta y luego se ocupan de contactar a esas familias, detalló Page. Si no tienen éxito, los nombres se dan a los consejeros y administradores.
“El aprendizaje a distancia puede tener un gran potencial, pero en su mayoría sólo funcionó bien para estudiantes de alto rendimiento y que están motivados, y aquellos con mucho apoyo familiar en el hogar”, subrayó Michael J. Petrilli, presidente del Instituto Thomas B. Fordham, un grupo de expertos en educación en Washington, D.C.
Los estudiantes pobres y de clase trabajadora, precisó, “tienen menos probabilidades de contar con Internet de alta velocidad y ya estaban aprendiendo muy por debajo del nivel de grado. Sabemos de antemano que muchos van a batallar... pero eso no quiere decir que las escuelas no deberían de darlo todo”.
Daniella Hernández, estudiante de tercer año en el Maywood Center for Enriched Studies, dijo que la mitad de los 30 estudiantes en cálculo de Colocación Avanzada han asistido a clases en línea. El viernes, sin embargo, sólo había cuatro estudiantes en la sesión de Zoom.
“Puede ser algo bueno a veces porque obtienes una experiencia más individual”, sin que el bromista en el fondo de la sala interrumpa la clase, comentó Daniella, de 17 años. Sin embargo, ella también extraña esos momentos ligeros. “Es triste porque esas son las cosas que te ayudan a pasar el día”, dijo.
El Dr. Ryan McGarry ayudó a dirigir el documental de Netflix ‘Pandemia: Cómo prevenir un brote’. El médico de USC espera tratar pronto a los pacientes por el coronavirus. “Va a cambiar nuestras vidas para siempre”, dijo.
Los estudiantes en cálculo ya estaban familiarizados con el trabajo en línea porque el instructor había estado publicando materiales para revisión antes del cierre de actividades. Pero la transición ha sido más difícil en otras clases, donde los maestros a veces “asignan trabajo para mantenernos ocupados en lugar de trabajo productivo... Siento que en algunas ocasiones no me lleva a ninguna parte. No estoy aprendiendo tanto como debería”, consideró.
Aunque se presenta prácticamente por miedo a retrasarse, entiende por qué algunos de sus compañeros no lo hacen. “No se sienten inspirados para hacer el trabajo”, aseguró.
Su compañera de clase, Melissa Ponce, consideró que, en general, la escuela lo ha hecho bien, proporcionando computadoras y wifi, con maestros que usan múltiples aplicaciones para mantener a los estudiantes en el camino correcto.
“Estoy bastante segura de que hay estudiantes que simplemente no quieren iniciar la sesión”, dijo Melissa, de 16 años. “Algunos alumnos no quieren estar en la clase cuando nosotros estamos, como en la escuela”.
Las relaciones de los maestros con los estudiantes antes del cierre escolar pudiera afectar el que algunos asistan o no a la clase virtual, observó el profesor de educación de UCLA, Tyrone Howard, quien ha estado en contacto con los profesores actuales de L.A. que ha capacitado. Los que mejor pueden proporcionar lecciones en línea son los que ya tenían relaciones sólidas con sus alumnos y sus familias.
Aún así, hay factores que simplemente están fuera del control de los maestros.
“Algunos alumnos pensarán que es un tiempo libre, otros no tienen la infraestructura, varios están cuidando a sus hermanos menores, otros más tratan de encontrar un trabajo para ayudar a su familia”, señaló Howard.
Sería injusto señalar a los estudiantes que aún no se han conectado como los que han abandonado la clase, consideró Scott, de UC Berkeley.
“Ciertamente, hay estudiantes que simplemente están desconectados de la escuela... pero mucho tiene que ver con el hambre y la inseguridad de la vivienda”, así como la falta potencial de una conexión adulta o problemas de salud, concluyó.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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