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Macario brilla en Francia con el Lyon y después de tener algunos minutos en su primera olimpiada con Estados Unidos en Tokio, es parte de la nueva camada de jugadoras estadounidenses con miras a las eliminatorias del Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023
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Cuando inicie el torneo SheBelieves Cup este jueves en Carson, la brasileña naturalizada estadounidense Catarina Macario explica que se sentirá como en casa al pisar una cancha en el Sur de California, región donde cautivó la atención de muchos desde que llegó a este país a los 12 años.
Previo al torneo, Macario entrenó en Chula Vista, que casualmente fue la sede de su primer campamento con Estados Unidos en las selecciones juveniles.
“Cuando uno maneja también, es como si todo fuera tan familiar. Es tan agradable volver a casa”, declara la jugadora de 22 años, quien llegó a los Estados Unidos hace 10 años e impresionó con su habilidad mientras competía en los clubes locales, como el Surf de San Diego. Macario acudió a la Universidad de Stanford, donde ganó dos títulos nacionales, y luego se convirtió en profesional.
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Hoy en día brilla en Francia con el Lyon y después de tener algunos minutos en su primera olimpiada con Estados Unidos en Tokio, es parte de la nueva camada de jugadoras estadounidenses con miras a las eliminatorias del Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, donde Estados Unidos será la campeona defensora. Para este torneo, el entrenador Vlatko Andonovski dejó fuera a veteranas como Megan Rapinoe, Christen Press y Alex Morgan para ver el futuro cercano de la nueva generación de jugadoras.
Mientras tanto, Macario señala que tendrá a muchos amigos y familiares visitándola esta noche cuando Estados Unidos enfrente a la República Checa (8 p.m., ESPN/TUDN) en el inicio de este torneo amistoso internacional. A primera hora, Nueva Zelanda enfrentará a Islandia (5 p.m., ESPN3).
Macario señala que sus mejores recuerdos que tuvo cuando jugaba futbol local en el Sur de California fue cuando estaba en Surf Cup en una cancha que estaba a pocas millas de distancia de su propia casa. En parte, era su torneo favorito porque podía ver a varias de sus amigas que jugaban en diferentes ciudades.
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“Llegaba a ver amigas de diferentes clubes y cosas así. Fue muy, no sé, algo que siempre esperas, especialmente en el verano. Solo estás jugando al futbol, divirtiéndote. No hay escuela de qué preocuparse”, expresa Macario a Los Angeles Times en Español.
También, la talentosa mediocampista de ataque gozaba viajar en carro con su papá a lugares cercanos como el Condado de Orange y el Condado de Ventura.
Sin lugar a duda, el futbol fue un instrumento vital para la adaptación de Macario a los Estados Unidos, pues no hablaba una sola palabra en inglés. Al inicio, Macario reconoció que fue muy complicado comunicarse con sus entrenadores y muchas veces solamente tenía que seguir lo que otras jugadoras hacían en los entrenamientos. Además, en la escuela comenzó a aprender la mayor cantidad de palabras posibles para poderlas utilizar en los entrenamientos y convivir con sus compañeras.
“El futbol fue increíblemente útil. Era lo único que sabía, que era un lugar al que sentía que pertenecía porque, como dije, no sabía hablar inglés o no conocía a nadie. Todo era nuevo, pero la única constante en mi vida definitivamente era el futbol”, señala Macario. “No importa el idioma que hables, de dónde vengas. El futbol es lo único a lo que puedes recurrir y saber que puedes confiar en eso para hacerte feliz, hacerte reír, al igual que formar este sentido de amistad con diferentes personas. Definitivamente fue mi escape de tantas dificultades externas que surgieron”.
“El futbol fue increíblemente útil. Era lo único que sabía, que era un lugar al que sentía que pertenecía porque, como dije, no sabía hablar inglés o no conocía a nadie. Todo era nuevo, pero la única constante en mi vida definitivamente era el futbol”
— Catarina Macario, seleccionada de Estados Unidos
Pero no solamente aprender un nuevo idioma fue un reto para la nacida en São Luís, Estado de Maranhão, pues además llevaba una enorme presión en sus hombros desde muy pequeña pues su familia se mudó a Estados Unidos para que ella pudiera jugar a un mejor nivel. Incluso, la madre de Macario, una doctora, se quedó en Brasil para poder sostener financieramente a la familia.
“Fue una gran apuesta que hizo mi familia. Me vieron como esta joven que tenía este gran sueño de jugar profesionalmente algún día o simplemente no solo eso, sino también tratando de encontrar una mejor calidad de vida. Sabían que el futbol podría ayudarme a conseguir eso. Definitivamente tomaron una decisión muy difícil para mudarse a los EE.UU. Definitivamente usaron muchos de nuestros ahorros financieros”, añade. “Ahora que pienso en cuánto creían mis padres en mí, es simplemente increíble. Fueron un apoyo increíble, pero también pensaba, ‘wow, no puedo creer que hayan hecho eso’. Es un poco loco. Creo que este tipo de presión también me empujó a convertirme en la jugadora que soy hoy”.
Desde que Macario se mudó a los Estados Unidos comenzaron las decisiones importantes en su vida. Al poco tiempo también la talentosa futbolista se decidió por acudir a Stanford y después de dos campeonatos nacionales, se convirtió en profesional, sin jugar su último año universitario. Pero para la delantera, la decisión más grande en su vida, la hicieron sus padres al decidir mudarla a este país porque le dio una diferente calidad de vida, una mejor educación, al igual que su hermano, un estudiante de USC.
“Obviamente no creo que hubiera podido perseguir mi sueño o haber tenido tantas oportunidades de perseguir mi sueño como las que he tenido aquí en los EE.UU. Entonces, si no me hubiera mudado, entonces definitivamente no habría estado en Francia, no creo que hubiera ido a la universidad, en una universidad de tal calidad. Creo que ese fue un gran paso desde la base para todo lo demás”, comenta.
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La historia de éxito de esta inmigrante no se detuvo con su contrato en Francia. En enero del año pasado, Macario hizo su debut en la selección mayor en un partido que ganaron ante Colombia, y en el que se convirtió en la primera jugadora naturalizada en vestir la camiseta de la selección de Estados Unidos. Al siguiente partido ingresó como titular ante las cafeteras y anidó el balón en las redes, convirtiendo su primer gol internacional.
“A veces eres un inmigrante, llegas a un nuevo país que simplemente se convierte en tu hogar y es el país que quieres defender. Por ejemplo, estar en los Juegos Olímpicos este verano fue como el sentimiento más increíble y el sueño logrado solo porque, wow, no puedo creer que en realidad estoy aquí con el escudo de la bandera de los Estados Unidos. Así que espero que eso ayude a allanar el camino para otras personas que tienen el mismo sentimiento que yo tengo y he tenido durante muchos años. Entonces, sí, fue algo que es único, pero espero no ser el única”, expresa Macario.
Tiene la esperanza de mayor diversidad en el futbol femenil estadounidense
La jugadora espera que algún día existan más oportunidades para la gente de color en el futbol estadounidense en general, pues cree que actualmente el sistema no favorece a las niñas que vienen de familias de bajos recursos.
“Creo que realmente todo se reduce a dar oportunidades a las personas, como la igualdad de oportunidades porque hay muchas veces que los clubes incluyes tarifas adicionales o algo así sin ningún motivo. Por ejemplo, cuando vine aquí, afortunadamente tenía gente que me cuidaba, que sabían de mi situación financiera y sabían que si querían que persiguiera el sueño que tenía, esto sería una barrera si tuviera que pagar. San Diego Surf en realidad me dio una beca que fue de gran ayuda para mi familia y solo para que no tuviéramos que preocuparnos tanto por esta cosa adicional. Especialmente cuando vives en California, todos los gastos son una locura y cuando llegas a la juventud, tienes que volar a todas partes. Hay tantas cosas que hacen que (las niñas) no estén preparadas para el éxito”, indica Macario.
“Siento que el sistema simplemente no está configurado para el éxito de todas aquellas que quieran (jugar profesionalmente)”, añade.
No obstante, Catarina señala que las cosas están mejorando, porque puede hoy en día voltear a ver al equipo nacional y darse cuenta que no es la única persona negra, y eso ayuda mucho.
“Es como que uno se dice a si misma, ‘está bien, pertenezco aquí’”, asevera la jugadora estadounidense, mientras le manda un mensaje a aquellas niñas que quieran convertirse en futbolistas profesionales.
“Haz tu mejor esfuerzo para concentrarte en tu trabajo, tu disciplina, tu ética en el juego y tratar de apoyarte en otras personas también. Ya sea tu familia, amigos, cualquiera que tenga la misma pasión que tú o que también crea en ti porque no puedes hacerlo sola, de verdad. Toma un pueblo para lograrlo todo. Todos los sacrificios que hagas un día, definitivamente valdrán la pena”.
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