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Víctor Ortiz no es un ‘correlón’ pero debe irse

(Sean M. Haffey / Getty Images)

Después de la derrota del sábado, la cuarta en sus últimas seis presentaciones, le preguntaron a Víctor Ortiz: “Nadie reacciona a un nocaut como tú lo haces, ¿por qué estás tan contento?, ¿Por qué eres así?”.

La pregunta era válida. Era un duelo en el que estaba obligado a ganar ante Andre Berto. De perder, sus pocas esperanzas de estar nuevamente en el primer plano del boxeo se desvanecerían.

…Y Ortiz volvió a decepcionar. Fue noqueado en cuatro asaltos cuando había derribado a su rival en el segundo round y parecía que esa noche se le iba a dar finalmente al mexicoamericano.

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Tras el descalabro, se subió en la esquina del ring para saludar a los aficionados, como si hubise ganado, y los presentes lo abuchearon.

“No me gusta reaccionar como loco, es un trabajo. Es como ustedes, cuando ustedes se equivocan, no se mortifican y si lo haces, es solo por una semana. Pero ya luego continuas con lo que sigue”, respondió Ortiz a aquella pregunta y dijo que le gustaría una tercera pelea ante Berto.

Ortiz añadió que tiene 29 años y todavía estaba joven, además señaló que la gente “lo podía criticar, pero nunca habían estado en una pelea aburrida de él”.

Fue la misma reacción, inadecuada y extremadamente “feliz”, que tuvo cuando fue noqueado en un descuido absurdo en 2011 por Floyd Mayweather Jr. También fue la misma reacción que tuvo cuando perdió ante Josesito López en 2012 y dos años después ante Luis Collazo, dos peleas en las que era favorito.

Ortiz, un buen chico, de origen humilde y con varias desventajas en su niñez, suele ser muy defensivo con los medios de comunicación, algo que se origina desde que lo criticaron fuertemente tras su primera derrota en su carrera frente a Marcos Maidana, en la que estaba ganando pero con una cortada en el ojo izquierdo e inflamación en el derecho, dijo que no podía seguir en el round 6.

Ante Josesito López también estaba ganando en las tres tarjetas, y ya no pudo seguir en el noveno asalto por una fractura de mandíbula.
El sábado, Ortiz no se “rajó”. Simplemente fue conectado por un uppercut de Berto y luego fue fulminado como consecuencia de ese golpe.

El público estaba furioso con el actor de “The Expendables” e integrante de “Dancing with the stars”. Uno de ellos, en una actitud reprobable, le arrojó un cartón de comida en el rostro cuando regresaba a su vestuario.

Ortiz tampoco es amigo de muchos aficionados, pues varios lo critican por ser un “rajón”. De hecho, Ortiz ha dicho que no tiene muchos amigos. Hoy en día, el más cercano es el entrenador Joseph “Hoss” Janik, quien ha estado con él en la mayor parte de su carrera y en los momentos más difíciles. A Janik se le vió hablar con él, arriba del ring tras la derrota, más como un padre que como un entrenador.

“Le dije que estaba orgulloso de él, que el plan estaba trabajando muy bien, pero le pegaron un buen uppercut… me dijo que estaba triste, le dije que debería de sentirse triste porque queríamos ganar mucho esta pelea. No quería que mortificara, que vendrían otras peleas”, dijo Janik.

Consejos no le han faltado a Ortiz. Joel Díaz, un entrenador prestigioso, le ha hablado con la verdad. Su expromotor Óscar de la Hoya también le ha aconsejado retirarse.

La única decisión la tiene Víctor. Si decide colgar los guantes, no es que haya abandonado el deporte por cobarde, sino por ser inteligente. Tiene la juventud y el dinero para hacer muchas cosas en el futuro.

El salir de un hogar de crianza y ser abandonado por sus padres, hasta tener una carrera amateur importante, llegar a ser campeón del mundo y compartir el cuadrilátero con Mayweather Jr., solo lo puede hacer un ganador y es lo que debe pensar Víctor para decir adiós con la frente en alto.

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