América: Ambriz, de los excesos a la salvación
Ignacio Ambriz, estratega del América, repite hasta el cansancio una frase que engloba su filosofía de vida: “Hay que ser humilde”... tras ser marcado por la droga y el acohol.
Quizá para algunos pueda parecer una muletilla o una manera de dar capotazos cuando enfrenta los altibajos en el América.
Pero para él, estas cuatro palabras representan su salvación, porque cuando entendió que había tocado fondo, que la fama y el dinero mal manejado destruyen carreras en el futbol, tuvo la fuerza de voluntad para dejar de beber.
Ambriz nació en el barrio de Culhuacán, Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México, en medio de carencias y con un entorno propicio para caer en las garras del alcoholismo, las drogas y toda clase de tentaciones para los niños que trataban de sobrevivir a la pobreza.
El futbol salvó a ‘Nacho’ de todo aquello y se abrió paso hasta llegar a ser un exitoso jugador profesional con el Necaxa gracias a lo que destilaba en la cancha: tocaba el balón con clase y se le recuerda por su potente disparo de media distancia, formó parte del Necaxa en los 90, cuando fueron distinguidos como el ‘Equipo de la Década’.
Su paso por la selección mexicana fue excelente y hasta portó la cinta de capitán por su liderazgo y disciplina.
Sin embargo, la fama lo descontroló una vez que llegó a lo más alto, los excesos lo vencieron y hoy no duda en abrirse con sus jugadores para hacerles sentir lo privilegiados que son, y cómo deben cuidar su estatus y el lugar en el que se encuentran.
Manuel Lapuente, entrenador de aquel Necaxa legendario fue quien lo llevó a hacer un examen de conciencia.
“Nunca me muerdo la lengua en decirlo, yo tuve problemas de alcohol y Manolo (Lapuente) un día me dijo en su camerino: ‘A ver, ‘Nacho’, yo te quiero ayudar, tú tienes problemas, yo te llevo a una ‘granja’ (centro de rehabilitación)”.
“¿Sabes lo que sentí? Sin recriminarle, sino conmigo mismo. Me dije: ‘¿Tan mal estoy?, ¿tanto piensan eso de que yo tengo ese problema?’, reveló.
“Me levanté y le dije: ‘Manolo, se lo juro que no tengo ese problema, es cierto y no le voy a mentir que me tomo mis tragos, pero no tengo ese problema’. Nunca más me dijo nada, pero fue una reacción mía, fue un ‘batazo’ para mí para dejar esto (alcohol)”, reveló.
Ambriz superó un ambiente adverso a su llegada al América: críticas al por mayor; en la segunda jornada las redes sociales ardían y exigían su salida. Él nunca se doblegó, igual que no lo hizo en los capítulos más importantes de su vida.
Con los jugadores azulcremas ha logrado una gran identificación, lo respetan y cuando escuchan sus experiencias algunos se conmueven y asimilan.
En su momento, ‘Nacho’ apoyó a Luis Pérez, Othoniel Arce y siempre esta abierto a darle la mano a todo aquel que lo necesite.
En eso le lleva ventaja a sus dos últimos antecesores en el América, entrenadores lejanos a los jugadores o afines solo con algunos.
“Como todos los seres humanos, tenemos algo bien importante: la educación que te dan en tu casa, ahí están los valores para toda la vida. Yo no vi malos ejemplos en mi casa, por eso me molesta haber hecho esas cosas, de droga, de alcohol”, reveló.
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