NFL y religión desde dos perspectivas distintas
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HOY DEPORTES — Desde que era niño siempre fui muy preguntón y constantemente cuestionaba las cosas que me decían.
Mi madre era uno de los principales blancos de mis cuestionamientos, y siempre tenía una respuesta a mis preguntas, hasta que éstas se hicieron más complicadas y un día finalmente me dijo “No sé”.
¿En qué momento es que ésa deja de ser una buena respuesta mientras vamos creciendo? No sé. Pero lo que sí sé es que en ese inter cada quien va buscando las respuestas a sus preguntas desde distintos ángulos, que van de la divinidad hasta la del raciocinio y todo lo que pueda haber en medio.
Hablo de esto debido al caso del corredor de los Texans de Houston, Arian Foster, quien hace unas semanas se atrevió a declararse “abiertamente ateo” en una entrevista para la revista ESPN, convirtiéndose en el primer atleta en activo en hacer algo así.
Y digo que se atrevió porque en un país como éste, en el que la religión es tan importante para la mayoría de la gente, su confesión podría significarle problemas, como le ha pasado a otras personas, sobre todo en ciertas zonas del país como el sur (que es el caso de Foster en Houston), donde es innegable que la religión juega un papel importante tanto en la política como en los negocios.
“Ellos (la NFL) van a alejarse de cualquier cosa que sea tabú, lo que tiene sentido”, dice Foster en un extracto de la entrevista. “No quieres arruinar patrocinios. Habrá gente que diga ‘No quiero a un ateo representando a mi equipo’”.
Sin embargo, contrario a lo que muchos pudieran pensar, la población secular de Estados Unidos parece ir en crecimiento. Una encuesta publicada en mayo pasado por el PEW Research Center reveló que de 2007 a 2014 el número de cristianos se redujo casi 8% (de 78.4 a 70.6 por ciento), mientras que los ateos, agnósticos o que no creen en nada en particular aumentaron 6.7% (de 16.1 a 22.8 por ciento).
Eso no sólo significa que Foster no está solo, sino que casi una cuarta parte de la población de este país –yo entre ellos– comparte su punto de vista, al menos parcialmente.
La casualidad de la declaración de Foster no podría ser mejor, pues ahora mismo el polémico quarterback Tim Tebow, tal vez el jugador más reconocido de los menos trascendentales en la historia de la liga gracias a su publicitada fe religiosa, está tratando de revivir su carrera, ahora con el uniforme de los Eagles, luego de una ausencia de casi dos años en la que ningún equipo se interesó en él.
Foster ha sido uno de los mejores jugadores en su posición en los últimos años y ostenta los récords de más yardas por tierra y touchdowns en la historia de los Texans, mientras Tebow está vistiendo su cuarto uniforme, luego de que los Broncos se deshicieron de él luego de apenas dos temporadas, lo mismo que los Jets tras solo una, y de que con los Patriots no logró ni quedarse en el equipo.
Ante algo así, hoy tengo otra pregunta: en algo tan trivial como el futbol americano, ¿el creer o no en Dios, importa?
Algunos invocarán las recurrentes misteriosas formas de actuar de Dios, pero yo me quedo con otra de las respuestas de Arian: “Si hay un Dios y está viendo futbol, hay muchas otras cosas que podría estar haciendo. Hay niños hambrientos y enfermedades y otras cosas mucho más importantes en el mundo”.
Amén.
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