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En la evaluación semanal final sobre el COVID-19 del estado, más de la mitad de los californianos viven en el nivel amarillo

Two women eat lunch in San Luis Obispo.
Brandi Harrapence, a la derecha, disfruta de un almuerzo en el interior con su hija Kayla en Firestone Grill en el centro de San Luis Obispo el 3 de marzo.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Cinco condados más, incluido San Diego, se trasladaron oficialmente a la categoría menos restrictiva de California esta semana, como parte de la actualización final de la reapertura por COVID-19 codificada por colores del estado.

Aunque alcanzar el nivel amarillo permite que las empresas y otros espacios públicos operen más ampliamente de lo que lo han hecho en meses, la entidad se está preparando para revertir prácticamente todas las restricciones comerciales relacionadas con el coronavirus la próxima semana, como parte de su tan esperado plan económico de reapertura.

Los avances del martes llegaron tarde en la pandemia, pero indican el progreso logrado en la batalla de California contra el virus.

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El Dr. Muntu Davis, oficial de salud de Los Ángeles, señaló el lunes que California ahora tiene uno de los niveles más bajos de transmisión de coronavirus en el país.

“Esto no es un accidente”, señaló durante una sesión informativa. “Es el resultado de muchas horas invertidas por innumerables líderes comunitarios en educar a la gente sobre la prevención de la transmisión y el trabajo para maximizar el acceso a la vacuna, así como los esfuerzos de todas las personas que continúan haciendo de la prevención una prioridad y han recibido la inyección, o que compartieron su historia de vacunación para ayudar a otros a vacunarse”.

Según los últimos datos estatales, Alameda, Napa, San Diego, San Luis Obispo y Santa Bárbara ahora han alcanzado el nivel amarillo.

“Felicito a todos los que han trabajado arduamente para ayudarnos a alcanzar este hito, y animo a todos los que son elegibles a vacunarse para que podamos dejar esta pandemia completamente en el pasado”, expresó la Dra. Penny Borenstein, oficial de salud de San Luis Obispo en un comunicado.

Además, el condado de Stanislaus avanzó al nivel anaranjado, el siguiente escalón menos restrictivo de la escala de reapertura de California.

Una vez que las nuevas asignaciones entren en vigencia el miércoles, más de la mitad de todos los residentes del estado vivirán en condados bajo nivel amarillo.

El avance de San Diego significa que los tres condados más poblados del estado han alcanzado la etapa final de la actual estrategia de reapertura, uniéndose a Los Ángeles y Orange.

“San Diego continúa desempeñándose realmente bien mientras trabajamos para salir de la pandemia de COVID y volvemos a una forma de vida muy normal, algo que, después de un año y medio muy largo, creo que todos deberíamos verlo con orgullo”, manifestó el martes el supervisor del condado, Nathan Fletcher.

Según el plan existente, los condados se clasifican en cuatro niveles codificados por colores en función de sus tasas de nuevos casos, ajustados según la cantidad de pruebas realizadas; el índice de resultados positivos de las pruebas realizadas; y una métrica de equidad en salud aplicada para garantizar que la tasa de pruebas positivas en las comunidades más pobres no sea significativamente más alta que la cifra general del condado.

Entrar en el nivel amarillo, por ejemplo, requiere una tasa diaria ajustada de menos de 2 casos nuevos por cada 100.000 personas, un índice general de resultados positivos en las pruebas de menos del 2% y, dentro de las comunidades más afectadas por el virus, una tasa de pruebas positivas por debajo del 2.2%.

Los condados deben registrar dos semanas seguidas de datos de calificación para avanzar a un nivel menos restrictivo y deben permanecer en un nivel durante tres semanas antes de volver a moverse.

Al llegar al nivel amarillo, los condados pueden permitir que una gran cantidad de sectores comerciales refuercen su capacidad operativa, incluidos restaurantes, gimnasios, cines, parques de diversiones, instalaciones deportivas, salas de juego, museos, bodegas y cervecerías.

Los bares, que en el nivel anaranjado tenían permitido acomodar a los clientes solo al aire libre a menos que sirvieran comida, pueden reabrirse en el interior con una capacidad máxima de 25% o 100 personas, lo que sea menor, con el límite aumentando al 37.5% si todos los invitados muestran prueba de vacunación completa o una prueba negativa.

Los parques de atracciones y las ferias también pueden ampliar la asistencia al 35% de la capacidad, frente al 25% en el nivel anaranjado. Los visitantes deben ser residentes de California o estar completamente inoculados.

En particular, con el aumento de las temperaturas, los parques acuáticos pueden expandirse al 40% de su capacidad al aire libre, en comparación con el 25%. Los parques acuáticos cubiertos, las piscinas y las atracciones pueden expandirse hasta un 25% de su capacidad, en comparación con el 15%.

Los eventos en vivo con asientos en interiores y las actuaciones en lugares de gran capacidad, que pueden albergar más de 1.500 invitados, alcanzarían el 10% de la capacidad o 2.000 invitados, lo que sea menor. Pero si todos tienen una prueba negativa o una prueba de vacunación completa, el límite puede aumentar al 50%, frente al 35% en el nivel anaranjado.

Y los eventos en vivo sentados al aire libre, como los juegos de béisbol, pueden expandirse al 67% de la capacidad en el nivel amarillo, frente al 33% en el nivel anaranjado. Los asistentes deben vivir en California o estar completamente vacunados.

Esta semana marca la última actualización del sistema de niveles del estado, que se dio a conocer a fines de agosto para guiar la reapertura de la entidad después del aumento de verano del coronavirus.

En los meses posteriores, se siguió de cerca la publicación periódica de nuevas evaluaciones y cada nueva serie de datos tenía la promesa de que un condado podría desbloquear aún más su economía.

Pero el marco no pudo resistir la furia del devastador auge de COVID-19 en otoño e invierno en el estado.

A mediados de noviembre, los funcionarios dijeron que estaban aplicando un freno de emergencia, reduciendo drásticamente las reaperturas y colocando a gran parte de la entidad en el nivel púrpura, la categoría más estricta.

Cuando eso resultó insuficiente para mitigar al virus, el estado tomó un paso aún más drástico en diciembre: suspender el marco a favor de una nueva orden de quedarse en casa ligada a las tensiones regionales en los servicios de cuidados críticos.

La última de esas órdenes se suprimió a fines de enero, y desde entonces los condados han avanzado de manera constante hacia niveles menos restrictivos a medida que sus métricas han mejorado.

Tales movimientos se facilitaron cuando los funcionarios de California anunciaron un par de objetivos destinados a impulsar la distribución equitativa de las vacunas contra COVID-19.

Una vez que se administraron 2 millones de dosis en las comunidades seleccionadas en todo el estado, aquellas en el cuartil más bajo de una herramienta de medición socioeconómica llamada índice de lugares saludables de California, la entidad relajó el umbral de la tasa de casos necesaria para salir del nivel púrpura.

Y cuando se distribuyeron 4 millones de dosis a estas comunidades de bajos ingresos, los funcionarios estatales también redujeron los umbrales para ingresar a los niveles anaranjado y amarillo.

Alcanzar el nivel amarillo solía requerir una tasa diaria de casos nuevos ajustada por debajo de 1 por cada 100.000 personas, en comparación con el requisito actual de menos de 2.

Aunque aparentemente leve, los efectos prácticos del ajuste han sido masivos. Hasta la semana pasada, solo nueve de los 58 condados de California habrían cumplido con el anterior umbral del nivel amarillo, en comparación con los 24 que ahora entran en esa categoría.

Sin embargo, el 15 de junio, los californianos despertarán a un nuevo mundo, uno en el que muchas restricciones que se han convertido en parte de la vida diaria ya no estarán vigentes.

A partir de ese día, se eliminarán las restricciones de capacidad relacionadas con el coronavirus y los requisitos de distanciamiento físico en casi todas las empresas y otras instituciones, y las personas que estén completamente vacunadas podrán estar sin cubrebocas en la mayoría de las situaciones.

Hay algunas salvedades. En última instancia, los condados pueden optar por mantener algunas restricciones vigentes, y las empresas individuales pueden tener sus propias reglas, ya sean auto-adoptadas o impuestas por los reguladores estatales de seguridad en el lugar de trabajo.

El gobernador Gavin Newsom también ha dicho que la orden de estado de emergencia por el COVID-19 de California, que le da a él y a los funcionarios de salud amplia autoridad para imponer temporalmente nuevas reglas y restricciones, permanecerá vigente más allá del próximo martes.

“Soy consciente del trabajo que hemos hecho, del progreso que hemos logrado en la entidad en lo que respecta a mitigar la propagación y las tasas de transmisión de esta enfermedad”, señaló la semana pasada.

Pero dado que la historia ha demostrado que la trayectoria de la pandemia puede cambiar rápidamente, Newsom agregó que “nunca dijimos que no íbamos a considerar algunas modificaciones después del 15 de junio”.

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