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Columna: Desnuda, enferma, sucia y arrastrándose por Sunset Boulevard, ¿cómo puede suceder esto en Los Ángeles?

A homeless couple lie down on a blanket on concrete
Una mujer sin hogar conocida por los vecinos como Kristal descansa con su novio detrás de un lavado de autos en Silver Lake.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)

Los vecinos de Silver Lake han estado dando la alarma, tratando de evitar otra muerte de un indigente en una ciudad donde sucede con demasiada frecuencia. No podemos permitir que este nivel de sufrimiento se vuelva aceptable.

Está descalza, cubierta de tierra, puede estar embarazada y, a menudo, está desnuda mientras deambula por las calles de Silver Lake.

Los vecinos la conocen como Kristal y se ha estado deteriorando ante sus ojos.

Me han estado contactando con sus correos electrónicos urgentes y publicaciones en las redes sociales durante la última semana, mientras proporcionaban actualizaciones sobre la condición física y mental de Kristal y se comunicaban con los funcionarios locales en busca de ayuda. Una residente dijo que se encontró con Kristal una noche mientras conducía por Sunset Boulevard.

Kristal “estaba en medio de la calle, incapaz de caminar... deslizándose sobre sus manos y rodillas entre el pavimento”, publicó el conductor en las redes sociales. “Estaba tan sucia que ni siquiera podías verla hasta que te encontrabas muy cerca de ella”.

La historia, desafortunadamente, suena desgarradoramente familiar aquí en la capital de las personas sin hogar de Estados Unidos. Casi cuatro individuos desamparados mueren a diario en el condado de Los Ángeles, y muchas otras están visiblemente atormentadas por enfermedades mentales. Comencé la semana trabajando en una columna sobre la falta de vivienda con un final más feliz, y la escribiré pronto.

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Pero las súplicas sobre Kristal sonaban urgentes. Y hoy sábado es el Día Mundial de la Salud Mental, un día para reflexionar sobre el hecho de que cerca de mil millones de personas tienen un trastorno mental previo al coronavirus, según los organizadores del evento, pero por diversas razones, la mayoría no recibe ayuda. Así que hice algunas llamadas telefónicas.

Dos trabajadores sociales de una organización sin fines de lucro me contaron algunos de los antecedentes de Kristal, diciendo que ella y su novio eran casos difíciles debido a su enfermedad y adicción, adem´ás, de su resistencia a recibir ayudar. Habían sido hospitalizados y alojados, sin embargo, las múltiples intervenciones de varias agencias no los habían ayudado a cambiar.

El concejal de la ciudad de Los Ángeles, Mitch O’Farrell, me dijo que él y su personal han estado tratando durante meses de trabajar con los funcionarios del condado para obtener ayuda para Kristal. Había sido hospitalizada varias veces, aseguró O’Farrell, pero siempre volvía a sus rutinas, desesperada como siempre, pero rechazando categóricamente las ofertas de ayuda.

A homeless couple hold each other as they walk near a car wash
Kristal y su novio, Julio, caminan juntos en un lavado de autos en Silver Lake, donde a menudo se les ve.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)

El jueves, O’Farrell envió una carta al director de salud mental del condado, diciendo que temía que Kristal tuviera un final trágico si no recibía atención médica pronto.

“Casi la atropella un autobús hace una semana y un vehículo el fin de semana pasado mientras se arrastraba por Sunset Boulevard por la noche. La policía respondió a las llamadas solo para que su novio... la recogiera físicamente y se la llevara negándose a recibir servicios”, expuso O’Farrell en la carta.

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Charlotte Innes, que vive cerca de Sunset y Descanso Drive, me dijo que ha visto a Kristal en esa intersección y sus alrededores durante al menos tres años. Innes comentó que algunos vecinos se han involucrado por compasión y otros por frustración, y entiende a ambos, diciendo que ha habido episodios de gritos nocturnos, defecación en público, allanamiento de morada y muchas actividades relacionadas con las drogas.

El jueves, a última hora de la tarde, los residentes me dijeron que habían visto a Kristal y su novio durmiendo en un lavado de autos en Sunset. Conduje y los encontré allí, todavía dormidos, acurrucados uno contra el otro, con basura y pertenencias esparcidas. Estaban descalzos, acostados sobre una manta que cubría el pavimento mugriento.

Cuando Kristal se despertó, traté de involucrarme y la llamé varias veces. Ella no respondió ni me reconoció. Fue como si mi presencia y mi voz no se registraran. Su rostro estaba oscuro por la suciedad, oscuro como el carbón. No sabría decir si tenía 20 o 50 años; el tiempo en las calles habían borrado los rasgos normales de la edad. Se volvió a tumbar y pude ver que la planta de un pie descalzo estaba llena de heridas.

Como preguntó un vecino en las redes sociales:

“¿Vamos a dejarla morir por negligencia frente a nuestros ojos?”.

Gregorio León condujo hasta las afueras de Lexington, S.C., la noche del 14 de febrero de 2016, con un arma a su lado y con rabia en su corazón.

No es negligencia, exactamente. En la ciudad y el condado de Los Ángeles, el alcance a los desamparados con enfermedades mentales se compone de mil partes móviles y un ejército de buenas personas que realizan un trabajo noble.

Pero debido a la burocracia, las barreras legales y la falta de recursos específicos en ciertos momentos, demasiadas personas no reciben servicios y una gran debilidad es que no hay suficiente seguimiento cuando alguien es dado de alta de la atención médica.

Algunos casos son extremadamente complicados, dijo el Dr. Jonathan Sherin, director de salud mental del condado de L.A., y está trabajando en nuevas estrategias para involucrar a quienes se resisten a recibir ayuda. Señaló que “el sistema necesita una dosis significativa de recursos adicionales” lo suficientemente flexible como para satisfacer necesidades específicas.

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“Yo diría que, en el Día de la Salud Mental, a la luz del trauma que nuestra nación está experimentando por el COVID, y del espectro de la injusticia racial, así como de la epidemia de personas sin hogar, la salud mental claramente tiene que ser priorizada como una necesidad humana y un derecho”, manifestó Sherin.

Agregó que se han hecho esfuerzos para ayudar a Kristal, un paso legal para asegurarse de que reciba la ayuda que necesita. Los trabajadores sociales se pusieron en contacto con ella a principios de la semana, apuntó, y el viernes por la tarde enviarían a un médico para determinar si necesita hospitalización inmediata.

Sé por experiencia personal lo difícil que es ayudar a alguien con una enfermedad mental grave que se resiste a recibir ayuda. Sé cuánto tiempo puede llevar tener un gran progreso, que a veces no hay ningún avance y que tu humanidad exige que sigas intentándolo.

Contra la pared gris monótona del lavado de autos en Silver Lake, Kristal y su novio parecían habitantes de las cavernas. En la sociedad civil tienes que luchar para no sentirte abrumado o hastiado; hay que exigir más a los políticos y a quienes se resisten a la vivienda y otros servicios en sus barrios. No puedes permitir que el nivel de deterioro, sufrimiento e indignidad de Kristal sea aceptable.

El viernes por la tarde, Sherin me envió un mensaje de texto con una actualización:

“Se ha deteriorado significativamente desde el examen anterior a principios de semana. La ambulancia ya va por ella...”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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