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CALISTOGA, Calif. — Los propietarios de la bodega Castello di Amorosa gastaron $40 millones en la recreación de un castillo toscano del siglo XIII en el valle de Napa, repleto de torres de piedra y un pequeño puente levadizo.
Cuando el incendio de Glass afectó a Amorosa y otras bodegas de Napa el domingo y el lunes, causó pocos daños al frente del castillo. Pero quemó gravemente el edificio trasero y calentó un muro de piedra en una instalación de procesamiento donde se almacenaban miles de botellas de vino, muchas ahora en ruinas.
El martes por la tarde, los empleados de la bodega se unieron para limpiar y rescatar lo que pudieron del área de almacenamiento trasero y las oficinas de arriba. Vanessa Close, la gerente de contabilidad del castillo, se inclinó sobre una papelera en el estacionamiento y revisó montones de material de oficina y papeleo.
“Es realmente increíble”, dijo Close sobre la devastación parcial de la bodega. “¿Puedes creer que se quemó la piedra, cómo pudo suceder eso?”.
Fue un golpe más para una región que ha sufrido varias temporadas malas de incendios a partir de 2017. Este año, la pandemia cerró las salas de degustación, el humo del fuego forestal amenazó las cosechas multimillonarias y ahora los incendios furiosos han creado un triple golpe para muchos que llaman hogar a la famosa “región vinícola” de California.
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“Estoy paralizado”, dijo Vince Tofanelli, propietario de Tofanelli Family Vineyard, otra bodega en Calistoga devastada por el incendio de Glass.
Los abuelos de Tofanelli compraron la primera parcela del viñedo en 1929, pero el martes por la mañana, todas sus estructuras habían sido destruidas, incluido un viejo granero de secuoyas, una torre de agua, dos casas y dependencias, expuso.
No había vuelto a la propiedad desde la evacuación del domingo, pero cruzaba los dedos para que el fuego no hubiera devastado las vides.
“No puedo siquiera expresar la frustración que siento con estos continuos incendios forestales por aquí”, dijo. “Es muy desgarrador”.
El incendio de Glass se prendió justo antes de las 4 a.m. del domingo y rápidamente se propagó a 40.000 acres en el lapso de solo dos días. Con una contención del 0%, abarca los condados de Napa y Sonoma, que en conjunto albergan más de 800 bodegas, muchas de ellas de propiedad familiar.
Es el cuarto incendio importante que azota la región desde que el incendio de Tubbs arrasó Santa Rosa en 2017, y muchos en el área están comenzando a cansarse.
“Todos estamos lidiando con una fatiga significativa por los incendios”, dijo el sheriff del condado de Sonoma, Mark Essick, durante una conferencia de prensa el martes. “Mucha gente está sintiendo los efectos y una gran cantidad de personas están evacuando y lo han hecho en varias ocasiones”.
Pero no son solo las llamas y la frecuente amenaza de evacuación. Las cifras de turismo sufrieron un impacto significativo después del incendio de Tubbs, y algunos expertos ahora temen que la ceniza y el humo regulares comiencen a dañar el sabor de sus variedades de uva.
“El humo puede afectar drásticamente la calidad del vino elaborado con uvas afectadas”, dijo Lewis Perdue, editor ejecutivo de Wine Industry Insight. “Se llama olor a humo y daña rotundamente la calidad del vino. Tanto es así, que muchas bodegas han decidido no hacer una cosecha de 2020”.
El cambio climático, que se ha relacionado en gran parte con la actual temporada de incendios forestales apocalípticos de California, también puede afectar a las uvas sensibles, en particular al Pinot Noir, que depende de las frías nieblas que llegan a la bahía de San Francisco desde el océano Pacífico.
“He visto el cambio climático de manera real en mis 60 años de agricultura”, dijo Tofanelli. “Tengo variedades que no funcionan tan bien ahora como antes, porque son más sensibles al calor. Se necesitará plantar diferentes variedades para adaptarse”.
El martes, una espesa capa de humo cubrió el valle de Napa y la neblina descendió desde las sinuosas carreteras de montaña hasta el centro de Calistoga, donde la ciudad parecía casi cerrada debido a las órdenes de evacuación. La ceniza salpicaba autos y viñedos, y el aire olía a hollín.
Los incendios puntuales se encendieron a los lados de la ruta estatal 29, la entrada principal a Napa, y aparecieron en carreteras sinuosas donde los árboles ardían sin flamas. Algunas maderas se cayeron al pasar los autos.
El incendio de Glass es ahora uno de los más de 20 incendios forestales que arden en California, en lo que se ha llamado la temporada de siniestros forestales más destructiva en la historia del estado. Aunque la región ha sufrido incendios anteriormente, este se produce en medio de una pandemia global que ya ha golpeado su turismo y su economía.
“Los restaurantes de todo el país estaban cerrando, lo que afecta la cantidad de vino que mueven y las ventas de nuestras bodegas”, expuso Michael Haney, director ejecutivo de Sonoma County Vintners, un grupo industrial que representa a más de 300 bodegas locales.
El incendio de esta semana destruyó el restaurante de Meadowood Estate, un destino gastronómico por las codiciadas tres estrellas de la Guía Michelin.
Haney dijo que muchas bodegas vieron caer el número de visitantes durante los primeros meses del cierre, tal como lo hicieron después del incendio de Tubbs.
Pero esos números estaban comenzando a mejorar con las pautas de distanciamiento social y la aprobación de reuniones al aire libre, señaló. Fue la primera temporada de incendios forestales del año lo que rápidamente detuvo ese progreso.
Sin embargo, Haney dijo que había al menos un motivo de esperanza: los viticultores de Napa y Sonoma son adaptables.
“Si bien estos incendios, y por supuesto la pandemia, son algo extraordinario en la vida de todos, han tenido que mitigar y abordar los desafíos durante décadas y generaciones”, manifestó Haney sobre los enólogos de la región. “No he visto a nadie, y me refiero a ningún productor o viticultor, que diga ‘Me voy de aquí’”.
Bob Knebel, presidente y director ejecutivo de Rombauer Vineyard en Napa, se sintió igualmente optimista. El incendio de Glass salvó su propiedad, que se encuentra en una carretera ahora flanqueada por arbustos y árboles humeantes.
“Estamos aquí a largo plazo y nos encanta estar en este lugar”, dijo.
Knebel, californiano de toda la vida, consideró que la palabra “incendio forestal” podría ser sinónimo de “renovación”. Todo lo quemado por los incendios forestales se convertirá en fertilizante ceniciento, lo que dará lugar a una hermosa primavera verde, dijo.
Georg Salzner, presidente de Castello di Amorosa, dijo que unas 120.000 botellas, o el 10% del producto almacenado en la bodega, fueron dañadas por el incendio de Glass, lo que representa cada tipo de vino que elaboran.
“Nunca estás preparado para algo así”, manifestó, de pie frente a los restos. “Tuvimos incendios en los últimos cuatro años y nos estamos acostumbrando, pero cuando realmente te pasa es mucho peor”.
Aún así, dijo, no dejará que el fuego se interponga en la elaboración de vino y en seguir sirviendo a los clientes. “Creo que la gente querrá venir”, comentó.
Tofanelli ahora espera ansiosamente una actualización sobre el estado de sus uvas, pero también tiene esperanzas.
“Estoy parado aquí con una mascarilla N-95 en el humo y tratando de evaluar lo que voy a hacer”, dijo. “Pero si el viñedo todavía sigue ahí, imagino que estaré en este lugar el próximo febrero, podando las vides y taponando”.
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