- Share via
“Vivir es una lucha… A nivel financiero, mental, emocional”
— Jesus Saavadera
El otoño pasado, me encontré sentado en un sofá lleno de basura, escondido debajo de la vía de autobús elevada de la Línea Naranja en la Cuenca de Sepúlveda, con un hombre que calentaba una pipa de metanfetamina. Le dicen Rabbit y describe vívidamente los años que pasó dentro y fuera de la cárcel, así como haberse enredado con una pandilla, y su vida en las calles del Valle de San Fernando.
Su vigorosa honestidad y su arraigada desesperanza fueron sorprendentes. Había escuchado muchas historias como la suya, pero pocas con tan elocuentes detalles y en tan poco tiempo.
Quise saber más sobre cómo hizo de la cuenca un hogar, allí donde el río Los Ángeles -envuelto de concreto- corre directamente hacia un lecho de río densamente cubierto de maleza. “Habla con Iván. Él sabe la historia”, dijo Rabbit.
Iván es Iván Kashinsky, un premiado fotógrafo documental, nativo de Los Ángeles y el hombre que me llevó por primera vez a este hogar escondido para algunos de los residentes más vulnerables de la ciudad.
Viven en grandes tiendas de campaña a lo largo de las riberas de los ríos y debajo de pasos elevados. Usan generadores y llevan carritos alrededor del agua. Comparten comida y drogas, amistad y angustias.
Kashinsky llegó aquí por primera vez en 2016 después de regresar de Ecuador, donde vivió durante más de una década. Cuando se encontró con Rabbit y sus compañeros que vivían cerca del río, se sintió completamente absorto y comenzó a regresar constantemente.
Sus visitas se convirtieron en un esfuerzo de años para documentar la vida de las personas sin hogar en la Cuenca de Sepúlveda con su proyecto “Where Concrete Meets the Jungle” (Donde el cemento se encuentra con la jungla).
Con el tiempo, Kashinsky comenzó a darse cuenta de que muchos de ellos podían integrarse fácilmente en la sociedad, que eran fáciles de pasar por alto. “Sentí que estar allí demostraba que a alguien le importaba su situación”, afirmó.
Casi parecía que querían ser documentados, porque eran prácticamente invisibles. Nadie quería mirarlos. Todos voltean la cabeza cuando caminan por la calle. Son como intocables”.
Kashinsky me presentó a personas cuyas vidas se habían visto trastornadas por problemas económicos, conmociones mentales y adicciones. También se aseguró de que escuchara historias de resiliencia: el hombre que pudo librarse de una adicción a la metanfetamina y se mudó a Arizona para estar con su esposa y su hijo recién nacido, y aquellos que se unieron para apoyarse mutuamente después de que un incendio arrasara su campamento y destruyera muchas de sus pertenencias.
Con los años, entre asignaciones que lo llevaban por todo el mundo, Kashinsky seguía regresando a la cuenca. Continuaba escuchando y tomando fotos. Estas imágenes yuxtaponen la quietud que podría verse en una imagen de una vista remota, con el comentario social crudamente discordante de la triste realidad de la ciudad con una de las poblaciones de desamparados más grandes de Estados Unidos.
“Documenté tribus en el Amazonas, pero estas son personas que nacieron en el mismo valle que yo”, reflexionó Kashinsky, de 42 años. “Quizá documentar esto sea aún más apropiado para mí. Es como si viniéramos de raíces similares, de alguna manera. Podría ser alguien con quien fui a la preparatoria”.
Kashinsky siguió a sus sujetos a los hoteles que el condado les había designado al comienzo de la pandemia, y documentó cómo el coronavirus cambió sus vidas.
Aunque había soñado con caminar por todo el río Los Ángeles, tomando fotos en el camino para volver a familiarizarse con su hogar, resultó que conocer a personas como Rabbit le brindó una comprensión más profunda de cuántos angelinos viven ahora allí, así como una serie de imágenes indelebles.
“Comencé a consumir heroína a los 17 años. Lo hice lo suficiente como para enamorarme de ella. Y ha sido una maldición desde entonces”
— Kenneth Colato
“Vivir es una lucha… A nivel financiero, mental, emocional”
— Jesús Saavadera
“Cometí algunos errores en mi vida que lamento. ¿Puedo cambiarlos? No. Lo hecho, hecho está. Solo tengo que aprender a aceptarlos y revisarlos. Somos humanos; cometemos errores”
— Jesus Saavadera
“Trato de decirles que somos personas sin hogar y que necesitamos ayudarnos unos a otros. Pero no, ellos vienen y roban tu bicicleta por la noche. Al día siguiente se sientan en tu mesa para el desayuno”
— Elizabeth Bolton
“Terminé aquí, en el río. Este lugar es otra cosa. Te quedas aquí lo suficiente, y te vuelves cruel y enojado. Pero te retiene; hay serenidad en ello”
— Kenneth Colato
“Allí estábamos solo nosotros. Todos nos apoyábamos. Sí, teníamos nuestras diferencias, somos personas, pero cuando se trataba de lo principal, en su mayor parte todos estábamos ahí para el otro”
— Lauren
“El amor es una de las únicas emociones que no morirán. Es lo que todo el mundo busca, ser amado”
— Kenneth Colato
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.