Estos canes de la policía están entrenados para ayudar a sobrevivientes, no para perseguir delincuentes - Los Angeles Times
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Estos canes de la policía están entrenados para ayudar a sobrevivientes, no para perseguir delincuentes

Police dog Scottie
Scottie, un golden retriever del Departamento de Policía de Hawthorne, fue el primer perro de apoyo emocional de la policía en el estado.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Los perros policías más reconocidos son aquellos que saben detectar drogas y bombas, o los rudos K-9, que pueden acabar con un sospechoso usando sus dientes.

Pero Scottie, Raider y Meredith no son ese tipo de can. Su misión es muy diferente: recae en los sobrevivientes de traumas, testigos de tragedias o cualquier persona que necesite consuelo.

“Los perros ayudan a las personas de una manera que los humanos nunca podrían”, dijo Erin Lennox, un operador de seguridad pública del Departamento de Policía de Corona, y uno de los encargados de Raider.

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Cada vez hay más animales de apoyo emocional en hospitales, hogares de ancianos y campus universitarios, en todo el país. En el orden público todavía son una raza poco común, pero su número crece.

Muchos de estos llamados ‘perros de servicio’ provienen de Canine Companions for Independence, una organización sin fines de lucro, con sede en California y fundada en 1975. El grupo ha destinado 19 animales a sistemas de justicia penal en todo el suroeste del país. Tres de ellos se dedican a estaciones de policía en el sur de California.

El primero en el estado -y uno de los originarios perros de servicio para la policía en el país- fue Scottie, un golden retriever que comenzó a trabajar con el Departamento de Policía de Hawthorne en 2012.

Experts say the group is not violent and questioned whether police had infringed on the group’s civil rights by covertly recording its activity for four weeks.

El K-9, de nueve años de edad, fue llamado a servicio en abril, después de un horrible tiroteo. Durante un intercambio de custodia infantil, en el exterior de la estación, una madre fue asesinada frente a su hijo de 17 meses. Esa noche, Scottie durmió junto al niño en una sala del Departamento de Policía, llena de libros y animales de peluche. “Él está allí para ser un consuelo. Es maravilloso verlo trabajar”, afirmó la entrenadora de Scottie, la oficial Lameka Bell.

Cuando Bell conoció a Scottie, hace siete años, muchos oficiales rechazaban inicialmente la idea de tener un perro a quien sólo se le asignaran tareas de apoyo ante traumas. “No había animales encantadores y felices en un departamento de policía. Siempre eran los más rudos”, consideró la entrenadora. Pero desde entonces, Scottie se convirtió en un valioso miembro de la fuerza.

Hawthorne police Officer Lameka Bell stands with Scottie
Lameka Bell, a la izquierda, oficial de policía de Hawthorne, junto con Scottie en el funeral de un oficial de Montebello.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)

Todas las mañanas, él y Bell recorren cada oficina, desde el departamento de registros hasta la sala de correo, con paradas en la unidad de pandillas y la cárcel, donde Scottie es recibido con abrazos, sonrisas y algún dulce ocasional.

Algunos días son ligeros. La dupla puede asistir a eventos comunitarios, como un café con un policía, un viaje a una escuela o una visita al hospital.

Otros son más difíciles. Scottie a veces asiste a niños abusados, que son trasladados a la estación de policía donde les toman fotos de sus magulladuras. De vez en cuando, acompaña a una mujer a una habitación mientras se le realiza una toma de muestras por violación.

Mientras los rumores de redadas aumentaban, LAPD trató de tranquilizar a la comunidad. ICE discrepó con la respuesta.

“Trabajamos con la línea directa de YWCA. Si llama alguien que ha sido abusado, nos reunimos con esa persona en el centro de violación”, relató Bell. “Scottie entra en la habitación y se sienta con la víctima”. La mujer tiene el control de la correa de Scottie mientras un médico la examina.

El servicio de estos perros es gratuito gracias a Canine Companions, pero el proceso de solicitud a menudo toma más de un año. El extenso entrenamiento de los animales asegura que cada uno tenga el temperamento correcto.

Una vez en el trabajo, los canes de servicio son revisados regularmente, para asegurar que el estrés de la actividad no los afecte. “Hemos estado juntos lo suficiente como para saber cuándo él dice basta”, comentó Bell acerca de Scottie. “No hay que cansar o agitar a un perro”.

Cuando no trabajan, los perros viven con sus cuidadores como mascotas normales; juegan y descansan con el resto de sus humanos. También reciben mucha atención y reposo durante su jornada laboral.

Inicialmente, no había un modelo de cómo debían usarse estos perros en una estación de policía, pero cuando Raider y Meredith llegaron, Bell pudo consultar.

Raider se unió al Departamento de Policía de Corona en 2018, y ha ayudado en algunos casos difíciles.

Durante más de un año, cuando los fiscales expusieron el horroroso abuso de 13 niños a manos de sus padres, el labrador amarillo de tres años de edad fue una presencia constante, tanto dentro como fuera de la sala del tribunal.

En medio de las pesadas conversaciones sobre la negligencia de David y Louise Turpin, quienes se declararon culpables de más de una docena de delitos graves relacionados con la tortura y el encarcelamiento de sus hijos, los hermanos se apoyaron en la compañía de Raider.

A petición de los chicos, quienes en el momento del arresto de sus padres tenían entre dos y 29 años de edad, el perro fue un testigo silencioso cuando su madre y su padre fueron sentenciados a 25 años de cadena perpetua, en abril.

Adam Roulston, un sargento de patrulla de la policía de Corona y uno de los cuidadores de Raider, comentó que si bien depende de los entrenadores decidir dónde llevar a sus perros, aprendió que estos generalmente deciden a qué persona acercarse.

Cuando todos los demás están enfocados en la víctima principal, Raider a menudo se enfoca en alguien que experimenta un trauma secundario. “Se echa sobre sus pies o se sienta sobre ellos. Y allí colapsan”, comentó Roulston, quien se enteró de los perros de servicio de la policía después de leer sobre Scottie.

Meredith the dog and police
La sargento de policía Jennifer Carrera, a la izquierda, de Montebello, y la oficial Lisa Marie Bustos saludan a Meredith, una perra de servicio de la policía de Redondo Beach, durante el funeral de un oficial de Montebello.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)

Meredith, una labradora amarilla de tres años de edad, que se unió al Departamento de Policía de Redondo Beach en 2017, pasa la mayor parte de su tiempo con adolescentes que han enfrentado sus propios traumas.

El perro ha sido una presencia constante dentro de una preparatoria de Redondo Beach. Ella y su entrenadora, Sharon Rose, una especialista en servicios comunitarios de K-9, normalmente trabajan dentro de una oficina en la escuela.

Rose relató que cuando los estudiantes se dieron cuenta de que el trabajo de Meredith no era monitorear sus actividades, se estableció una confianza. Los visitantes ahora frecuentemente pasan por la oficina para sentarse con Meredith, y toman un respiro momentáneo de su estrés diario.

La labradora también ha sido una fuente de alivio para el duelo. En noviembre, Rose llevó a Meredith a un servicio conmemorativo en Thousand Oaks, luego del tiroteo de masas en el Borderline Bar and Grill que mató a una docena de personas. “Es agradable proporcionar a la gente el descanso mental tan necesario en medio de la tragedia”, afirmó.

Scottie and Meredith at a funeral for a Montebello police officer
Scottie, a la izquierda, y Meredith en el funeral de un oficial de policía de Montebello.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)

At a recent funeral for a Montebello police officer, mourners were met by two particular guests. Outside En el reciente funeral de un oficial de policía de Montebello, dos invitados muy especiales recibían a quienes llegaban. En el exterior de la iglesia, los asistentes saludaban a Scottie y Meredith. Algunos se inclinaban, nariz con nariz con los perros, y compartían una sonrisa. Otros les daban palmaditas sobre la cabeza, mientras secaban las lágrimas de sus ojos, escondidos tras gafas de sol.

Los perros no sabían que el sonido de las gaitas indicaba el inicio del servicio, lo rotundo del adiós. Tampoco entendían que la ropa oscura de sus nuevos amigos representaban la sombría ocasión.

Mientras la multitud entraba, los dos se sentaron pacientemente, como hacen los buenos perros, listos para aliviar la carga de sus compañeros oficiales, y los seres queridos de estos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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