Tragedias traen seguridad y embellecimiento a la avenida César Chávez en Boyle Heights
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LOS ÁNGELES — Siempre que Holivia Alatorre se encuentra cerca de la lavandería Lucy’s Laundry Mart ubicada en el este de la avenida César Chávez, no puede evitar pensar en su hija, Marlene, que murió allí hace tres años.
“Para mí, la zona alrededor de Lucy’s Laundry es muy peligrosa”, dice Alatorre. “Es peligrosa para la comunidad, especialmente para los niños”.
En un mural frente al estacionamiento que fue vuelto a pintar recientemente, aparecen palomas y rosas en conmemoración de las dos víctimas que fueron atropelladas por una mujer ebria al volante. El accidente ocurrió la madrugada de junio de 2012, cuando la mujer conducía a una velocidad de 100 millas por hora en la autopista I-10. Ella trataba de escapar de la policía antes de salir de la autopista por la rampa hacia la avenida César Chávez, cerca de Britannia Street.
Esa noche, Marlene, de 19 años, se encontraba comprando comida en un camión de tacos local mientras su hermana la esperaba en el auto. La conductora, Elba Fernández, atropelló a Marlene y a otra mujer, Claudia Fernández, de 38 años, madre de cuatro hijos; ambas murieron, pero también hubo dos lesionados en dentro del camión de comida, según los expedientes judiciales. Fernández fue encontrada culpable por dos cargos de asesinato entre otros y se encuentra cumpliendo una condena de 15 años a cadena perpetua.
Alatorre vive a una calle de distancia del lugar del accidente y recuerda haber oído un fuerte golpe esa noche. “Salté de la cama y salí corriendo descalza y en pijamas. Seguí corriendo y me pareció que eran millas, aunque solo estaba a la vuelta de la esquina”, dice.
La avenida César Chávez es considerada por muchos como el corazón de Boyle Heights; pero también tiene la tasa más alta de accidentes entre automóviles, peatones y ciclistas, en comparación con otras calles semejantes de Los Ángeles, según la oficina del alcalde. También cuenta con una gran cantidad de basura y muchas aceras en mal estado, lo que representa problemas para aproximadamente la cuarta parte de los residentes de Boyle Heights que no tienen automóvil y deben caminar a todas partes.
Una iniciativa llamada Great Streets busca cambiar esta situación realizando renovaciones a la calle conocida previamente como Brooklyn Avenue, con el objetivo de embellecerla y hacerla más segura. El tramo a remodelar se extiende desde St. Louis Street a Evergreen Avenue, unas dos cuadras de distancia del lugar donde Marlene fue atropellada.
A Alatorre, de 42 años y madre de cuatro hijos, así como a otros residentes, les preocupa la seguridad en ese tramo de nueve calles. Cree que deben construirse algún tipo de obstáculo para separar a los peatones de los conductores a fin de evitar accidentes.
Los residentes recibieron un trágico recordatorio de esos peligros a mediados de diciembre de 2015 cuando un conductor que abandonó la escena del accidente atropelló a Raquel Díaz, una monja de 70 años de edad. Ella estaba cruzando la calle en la esquina de la calle Winter y la avenida Evergreen, a unas cuantas cuadras al noreste del área señalada para las mejoras de seguridad. Díaz murió de sus heridas una semana después.
“Estos choferes de ‘hit-and-run’ deben ser atrapados y enjuiciados. Demasiadas personas inocentes mueren o resultan heridas”, dijo Mónica Harmon, una activista comunitaria, en un boletín sobre el accidente de la monja enviado un día después del accidente.
La iniciativa Great Streets, propuesta por el alcalde Eric Garcetti, busca atender las necesidades de los residentes del área, desde la seguridad al embellecimiento, así como también la construcción de lugares de encuentro para los residentes. Lanzada en el 2013, pero ampliada a Boyle Heights a partir de este año, la propuesta realizará mejoras de prevención en 15 calles ubicadas en distritos de todo Los Ángeles, y existen mejoramientos permanentes planificados si se logra obtener más fondos.
Las autoridades y los residentes, como Martín, hermano de Marlene Alatorre -que creció en Boyle Heights y regresó a vivir a la zona- hace tiempo que espera que se realicen mejoras en esta calle. “La ciudad y la comunidad necesitan hacer oír su voz y comenzar a hablar sobre cómo podemos hacer que este lugar sea más seguro para los peatones”, afirmó.
En 2008, la Agencia de Reurbanización Comunitaria de Los Ángeles comenzó a trabajar con el concejal José Huízar para planificar las posibles obras en esta calle con fondos públicos. Sin embargo, el Estado obligó a todas las agencias de urbanización de la ciudad a disolverse en 2012 para ahorrar dinero, lo que canceló los planes para la avenida César Chávez.
Desde agosto, las cuadrillas de la construcción han añadido pintura roja, postes de seguridad a la altura de la cintura y macetas de flores en las intersecciones, como se establece en el plan de 2008.
El proyecto se encuentra en una etapa inicial y Garcetti está buscando más comentarios y opiniones de los residentes de la comunidad.
Según el alcalde, se espera gastar en la avenida César Chávez un subsidio de la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA-Metro) de cinco millones de dólares, que es una combinación de fondos estatales y federales.
“Queremos mostrar mejoras y prosperidad en César Chávez”, afirmó Garcetti en una declaración. “Si podemos hacerlo y las personas se enorgullecen, examinaremos cuál será nuestra próxima calle en Boyle Heights”.
César Chávez Avenue cuenta con rampas desde las autopistas 5 y 10, lo que causa un gran flujo de tránsito. Valentine Solís, de 44 años y residente del área, afirma que en el último año estuvo a punto de ser atropellado en varias ocasiones al cruzar la avenida César Chávez.
“Las personas están acostumbradas a seguir de largo por esta calle sin frenar”, dice y enfatiza, que los conductores deben de ser más conscientes porque los peatones no pueden hacer mucho para protegerse de los vehículos que avanzan a gran velocidad.
Jack Rovero, propietario de un negocio, afirma que hace tiempo que espera estos cambios y ha sido testigo de varias transformaciones que ha experimentado la avenida César Chávez a lo largo de los años. A Rovero le preocupa el impacto de las aceras en mal estado cerca de su negocio y de las demás tiendas.
“Esto podría ayudar a los negocios pobres”, dice. “Tengo un negocio por eso entiendo a toda esa gente”.
Rovero, de 80 años y propietario de El Norteño, vende sombreros Stetson, botas, vestimenta y accesorios para vaqueros. Con la mejoras ya realizadas en César Chávez y St. Louis Street, donde se ubica su negocio, espera tener un mayor flujo de clientes del vecindario.
“Las personas que visitan mi negocio vienen de otros lados”, dice Rovero. “No son de este vecindario. Me gustaría ver a más personas de aquí, atraerlos con algo para que más personas vengan”.
“Al principio, pensé que las mejoras no iban a funcionar porque había cosas más importantes para hacer, como las aceras que estaban todas en mal estado. Pero ahora veo que las mejoras han dado resultado”.
Dentro de un año, el plan de la iniciativa incluye renovaciones permanentes, como extensiones de concreto, reemplazo de árboles y aceras; además de la creación de “parklets”, espacios en la calle donde las personas pueden congregarse. Cambios semejantes ya pueden verse en otras zonas a los alrededores, como en el centro de Los Ángeles.
Los residentes han tenido algunos meses para adaptarse a los cambios en la calle más transitada de la comunidad y ya han formado sus opiniones al respecto.
Tenoch Xipilli, de 30 años, residente por muchos años, cree que el vecindario debería enfocarse en otros temas también. “No es algo malo, pero quizás podríamos usar el dinero en cosas mejores, como la limpieza de las calles”, afirma. Hay basura por todos lados y en todo momento”.
Según la oficina del alcalde, este proyecto es una oportunidad para reanalizar temas olvidados durante mucho tiempo.
Garcetti ha consultado con el concejal Huízar y los departamentos municipales, como el transporte, para definir la visión y las metas del proyecto.
Alatorre señala que el accidente de su hija afectó a muchas personas. Ella y el hermano de Marlene, Martín, obtuvieron la custodia legal de la hija de Marlene, Mía, de 5 años. También causó que Martín se convirtiera en consejero comunitario para casos de crisis. “Toda la comunidad se unió y me ayudó. Nunca en mi vida pensé que tendría que enterrar a uno de mis hijos”.
Todos los años, la gente se reúne para conmemorar las vidas de las dos residentes que perdieron sus vidas. Es hermoso que estén trabajando para que la comunidad esté mejor”, señala. “Hay mucho dinero para que esta comunidad se pueda acomodar”.
Samantha Olmos es reportera del Pulso de Boyle Heights
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