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Aumentan grupos de odio en Estados Unidos, 68 están activos en California

La aparición de miembros de Ku Klux Klan (KKK) en la ciudad de Anaheim, en el Sur de California, en la manifestación que dejó a tres personas heridas con arma blanca, solo es el reflejo de que los grupos de odio siguen activos y en el último año se registró un incremento a escala nacional.

De acuerdo a la organización Southern Poverty Law Center (SPLC), fundada en 1971 y con sede en Alabama, del 2014 al 2015 aumentaron en un 14% los grupos de odio en todo Estados Unidos, es decir que de 784 se incrementó a 892 asociaciones, de las cuales 190 se identifican con el KKK.

En el Estado Dorado, se encuentran activos 68 grupos. Según SPLC, entidad que lleva este registro y monitoreo desde 1999, en California hay Separatistas Negros (12), Neonazi (6), Nacionalistas Blancos (6), anti-musulmanes (7), anti-LGBT (5), KKK (3) y anti-inmigrantes (2), entre otros.

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Mark Potok, investigador principal de SPLC, destacó que mientras el número de grupos extremistas creció el año pasado, la violencia mortal por individuos motivados en el odio se observó en varias ciudades, citando a Charleston, San Bernardino y Colorado Springs.

Este investigador laboró durante dos décadas como periodista en USA Today, Dallas Times Herald y The Miami Herald. En la actualidad, es el editor del ‘Intelligence Report’ en el que realizan investigaciones y monitorean a la derecha radical en la Unión Americana.

“Después de ver el derramamiento de sangre que definió al año 2015, nuestros políticos deberían haber trabajado para desactivar esa ira y unirnos como nación”, agregó el experto en un comunicado donde se reveló que los grupos anti-musulmanes se incrementaron en un 42%.

A juicio de María Elena Durazo, vicepresidenta de inmigración y derechos civiles del sindicato Unite Here, los ataques lanzados por Donald Trump desde que comenzó su campaña se han convertido en gasolina para que simpatizantes de estos movimientos contra la diversidad actúen sin temor.

“No tiene sentido desarrollar ese odio en contra de la gente de otros países”, indicó la sindicalista a HOY, apelando a los valores que fundaron esta nación. “Le pediría a todos los candidatos, a la presidencia y a todo nivel, que muy proactivamente condenen ese tipo de acción racista”.

En la actualidad, en el Valle Central los trabajadores agrícolas enfrentan ese odio no solo de individuos, sino de las mismas autoridades, aseguró Erika Lomelí, directora de política de la Fundación de la Unión de Campesinos, al señalar puntualmente al Sheriff del Condado de Kern.

En esa agencia del orden, se han opuesto a aplicar la Acta de Confianza, ley que protege al inmigrante a no ser deportado si no ha cometido un crimen. Eso ha provocado que los campesinos se alejen de parques y restaurantes porque no se sienten bienvenidos.

“Los anti-inmigrantes les han hecho ver a los trabajadores no tienen derecho de acercarse a esos lugares”, indicó Lomelí. “Quisiéramos trabajar con los grupos de odio identificados, hablar sobre las contribuciones de los campesinos, pero ellos no se abren a la comunicación”.

En el censo anual de SPLC, en 1999 se reportaban 457 grupos de odio a escala nacional; en el 2011, se registró el índice más alto con 1,018 grupos con pensamientos extremos contra la raza, género y religión diferentes, siendo víctimas de esos movimientos los afroamericanos, latinos y musulmanes.

Entre el 2012 y el 2014, la cifra de grupos bajó de 1,007 a 784; sin embargo, el año pasado se activaron 108 más, algo que Earl Ofari Hutchinson, presidente de Los Angeles Urban Policy Roundtable, atribuye a los temores y frustraciones de los anglosajones.

El activista afroamericano valoró que los blancos sienten que están perdiendo privilegios y atribuyen la reducción de empleos a las minorías y a los inmigrantes, miedo que Trump está capitalizando y profundizando con sus mensajes que provocan paranoia y odio.

“El odio y la división racial siempre ha estado profundamente arraigada en Estados Unidos”, dijo Hutchinson a HOY, “y como siempre hay un gran interés en entidades como el partido republicano y Trump en avivar los temores, los grupos de odio y el odio siempre estarán”.

A criterio de Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Pomona, a los anglosajones les preocupa que para el 2050 se estima que en la tierra del Tío Sam habrán 128 millones de latinos, es decir que representarán el 29% de la población estadounidense.

En un estudio del Centro Pew se proyecta que en la Unión Americana, al llegar a la mitad del Siglo XXI, se tendrán 438 millones de habitantes, de ellos 117 millones (82%) serán el resultado de la inmigración y sus descedientes.

“Los anglos no serán la mayoría en el 2050, pero los cambios demográficos no implica que vayan a sufrir algo; sin embargo, el tema de la raza y su manipulación es un detonador en el ambiente político que se enfoca hacia los afrodescendientes y los inmigrantes latinos”, concluyó Tinker Salas.

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