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Hijos obesos: ¿una forma de maltrato infantil?

A sus 11 años de edad, Andy Sanchez le sumaba diario a su dieta 450 calorías en frituras, 500 en una hamburguesa y 300 en papas fritas. Eso sin contar los 40 paquetes de azúcar en dos latas de refresco que tomaba y lo que comía el resto del día.

Hoy a los 12 años de edad, el niño de Culver City multiplica sus enfermedades con el diagnostico de un hígado graso, la presión alta y la predisposición a la diabetes.

Este es el panorama al que actualmente se arriesgan uno de cada tres niños en Estados Unidos que sufren de sobrepeso o están obesos.

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Lo que muchos padres de familia no saben, es que el hogar es el lugar principal donde los menores están consumiendo más calorías, lo que les resta mucho a su salud, aseveran expertos de los Centros para el Control y la prevención de Enfermedades (CDC).

Lo más alarmante, es que son las comunidades más pobres y con menos recursos son las que se dividen este problema. Y el condado de Los Ángeles, es una de estas con casi el 50% de niños con sobrepeso u obesos, según UCLA Centers for Health Policy Reseach y el California Center for Public Health Advocacy.

‘Andy se veía saludable’

Ninguna señora cree que sus hijos pueden estar enfermos por comer mucho, dice Maricela Sanchez, madre de Andy.

A lo contrario “Yo creía que era normal su apetito porque después de todo un niño gasta muchas energías”, dice Sanchez.

Estos fueron los primeros años de vida de Andy hasta que un par de años antes de los 12 empezó a subir de peso rápidamente, tanto que su madre tenía que comprarle ropa casi cada mes.

A los 11 años, Andy llegó a pesar hasta 137 libras para una altura de 4.9. Su consumo calórico era de unas 3 mil calorías cuando a esa edad los expertos recomiendan 1,600.

“Yo comía de todo. Galletas, frituras, pan, pizza, hamburguesa, sodas, bebidas artificiales y espagueti que había en la casa. Muy pocas veces comía fruta o vegetales que me daba mi mamá”, admite Andy.

Por su parte, la madre de Andy responde, “como madre soltera y única fuente de ingresos en el hogar, a veces se me dificultaba cocinar y llevaba a mi hijo a la calle a comer y de ahí pedíamos otros antojos para llevar. No pensé que lo estaba lastimando”.

¿Envenenados en el hogar?

En los últimos años, el problema de la obesidad infantil ha llegado a tal magnitud que inclusive algunos especialistas tachan la enfermedad de negligencia de los padres y plantean que en casos extremos es mejor quitarles a los niños.

Una de las opciones para concientizar a los padres de la epidemia es separarlos de sus hijos, dijo el pediatra de Harvard, David Ludwig en el 2011 en una recomendación escrita en el Journal of the American Medical Association.

La acción radical ocurrió en Ohio ese mismo año, donde unos padres perdieron la custodia de su hijo de ochos años de edad porque pesaba 198 libras.

Como en el caso en Ohio y la situación de la familia Sanchez, hay factores comunes entre los niños obesos de este país. Los padres están ocupados, los niños están solos y no existen rutinas saludables en el hogar, señala Dena R. Herman, profesora de UCLA y nutricionista.

Herman, quien trabaja para el programa para menores de edad de UCLA Fit for Healthy Weight, indica que al año llegan unos 230 niños y adolescentes con el problema de sobrepeso y obesidad.

“Lo que vemos es que los latinos y otros etnias también tienen el concepto erróneo de que si el niño se ve ‘llenito’, esto es señal de salud y no controlan las porciones.”, dice Herman.

La experta señala que el problema se agudiza cuando las madres les dan comidas adicionales a sus hijos al salir a la escuela, al llegar a la casa y al cenar porque sienten que la comida que reciben en la escuela no es adecuada.

Asimismo, sostiene Herman, las madres compran comidas pensando que son saludables para sus hijos, pero al final resultan ser dañinas como la comida procesada, los panes y cereales con azúcar agregada.

Esto lo comprueba un estudio de CDC, que revela que el 59% de calorías en azúcar que comen los menores provienen de la comida mientras el 41% proviene de las bebidas procesadas. El estudio del 2012 indica también que el 65% del total de calorías que los niños y adolescentes consumen provienen del hogar.

Con estos antecedentes, “nuestro programa ayuda a los padres de familia a guiar a sus hijos hacia un nutrición más sana al proveerles con un pediatra para ver si existen otras condiciones, un sicólogo que los ayude a lidiar con el problema y un nutricionista que vea su casos individualmente”, dice Herman.

“Ya que en muchos casos los niños comen de mas por ansiedad, frustraciones y e inclusive aburrimiento. Un hecho del que muchos padres de familia no están consientes”, agrega Herman.

Las comunidades más afectadas

Otras situaciones que pueden contribuir a la obesidad de un menor es la falta de servicios públicos como parques, almacenes con más opción de alimentos y el apoyo de padres que piensan que el problema es el del niño solamente, dice Claudia Borzutsky, MD, directora de Empower Weight Management Clinic, del Programa de Diabetes y Obesidad del Hospital de Niños en Los Ángeles.

En este amplio panorama de la obesidad infantil “vemos que en toda la nación los más afectados son las minorías afroamericanas, latinas y las de las islas del pacífico”, señala Borzutsky.

“En todo esto va relacionado el nivel socioeconómico. Y desafortunadamente algunas de las comunidades del condado de Los Ángeles caen en este criterio”, agrega la experta.

Un ejemplo de ello lo revelan las estadísticas del 2012 de UCLA Centers for Health Policy Reseach y el California Center for Public Health Advocacy, donde se exponen por porcentaje todas las comunidades azotadas por la epidemia.

La mayoría de estas ciudades tiene el mismo común denominador; la pobreza y la minoría.

Entre estas se encuentra la ciudad de Bell, con el 47.1% de sus menores con el padecimiento de la obesidad o el sobrepeso. Aunque a esta le gana la comunidad de Compton con el 50.8%, Cudahy con el 49.5%, El Monte con el 50.2%, Huntington Park con el 53.0% y Maywood con el 50.4%.

Actualmente, el Programa de Diabetes y Obesidad del Hospital de Niños trata a unos 60 pacientes por mes y alrededor de unos 300 pacientes al año resultan sufrir diabetes tipo 2, dice Borzutsky.

Andy acude a este programa desde hace tres meses y desde entonces ha bajado siete libras.

“Y es que si los padres no se involucran en la salud de sus hijos, los niños no van a lograr bajar de peso solos. La clave es darles una buena nutrición desde que nacen, amamantarlos, exponerlos a múltiples frutas y vegetales y mantenerlos activos”, señala Borzutsky,

“De no ser así, el resultado son devastador”, agrega la experta.

Las consecuencias

A parte de la diabetes tipo 2, otras enfermedades relacionadas a la obesidad son el asma, las enfermedades del corazón, la presión alta, el colesterol, problemas de los huesos y coyunturas, problemas de crecimiento, achaques del hígado, la vejiga y problemas para dormir, añade Bianca Rodas, gerente de Comunicaciones de los centros de salud de QueensCare, los cuales también tratan a pacientes menores de edad en su programa ENERGY.

En toda esta matemática, los expertos agregan que para solucionar el problema a parte de convertirse modelos para seguir de los hijos, es luchar por mejores pólizas de comida en las escuelas así como exigir más recursos de los gobiernos locales.

Para Sanchez, el haber cambiado la alimentación en el hogar, es sacrificante, pero fue necesario.

“Nada vale más que la salud de mi hijo y tengo que apoyarlo modificando nuestra comida. Quiero que viva sano por muchos años”, dice Sanchez.

Mas estadísticas de UCLA Centers for Health Policy Reseach y el California Center for Public Health Advocacy. Porcentajes de menores con sobrepeso u obesos.

Ciudades más afectadas

Baldwin Park- 46.7%
Carson - 45.0%
Inglewood - 47.8%
Los Ángeles - 45.2%
South Gate - 51.3%
Pico Rivera - 43.7%

Ciudades menos afectadas

Rancho Palos Verdes - 29.1%

Agoura Hills - 15.6%

Beverly Hills Los Angeles - 21.5%

La Cañada Flintridge - 22.3%

Manhattan Beach - 11.3%

South Pasadena - 21.8%

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