Ayotzinapa ilumina las desapariciones forzadas que permanecían en el anonimato
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LOS ÁNGELES — Un golpe tras otro. La mezcla de dolor y tristeza le van carcomiendo la fuerza. María Ramírez luce cansada. El paso de los años le han hecho mella, pero no tanto como el sufrimiento que la devora por dentro. “La duda me está matando”, musitó.
En sus manos, la mujer de 73 años de edad, sostiene un cuadro. “Era loquillo, ‘desobligadito’, pero muy amable”, indicó la mexicana, oriunda de Michoacán, en referencia a Víctor Rodríguez, su hijo. La última vez que supo de él, se encontraba en Tijuana, en abril de 2013.
Sentada frente a su casa, en el Este de Los Ángeles, repasa las imágenes y recuerdos. Se siente impotente por no poder hacer nada. Ella sabe que su hijo es sólo una víctima más. Como él, hay miles de desaparecidos que se desconoce su paradero.
En territorio azteca, de acuerdo al Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas, desaparecen 11 personas al día. A la fecha, se han reportado 25 mil 398 personas, de las cuales únicamente el 2% tienen una denuncia en la Procuraduría General de la República (PGR).
Sin embargo, la desaparición forzada de 43 estudiantes, ocurrida el 26 de septiembre de 2014 desnudó la filtración del narcotráfico en las diferentes esferas del poder y abrió la caja de pandora que se había diseñado con pinzas.
“La violencia existía, pero los medios de comunicación tradicionales no la mostraban”, manifestó a HOY Jorge Vásquez, activista que acompañó el levantamiento de las autodefensas en Michoacán, uno de las primeros fuegos que Enrique Peña Nieto (EPN) intentó apagar para evitar que se incendiara el país.
La movilización social cruzó fronteras. Los familiares de los normalistas, activistas y sociedad mexicana proyectaron la denuncia a nivel internacional. Este movimiento, construido por la fuerza y libertad otorgada por las redes sociales, también permitió que los otros desaparecidos adquirieran nombre propio.
“No sólo son 43, en México desaparece una persona casi cada dos horas; desafortunadamente, tuvo que pasar el caso de Ayotzinapa para que le dieran luz a los desaparecidos que están en el anonimato”, aseveró Nansi Cisneros, cuyo hermano fue secuestrado en Jalisco en octubre de 2013.
Con base en ese registro, elaborado por el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), el 50% de las víctimas son adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años de edad. Además, 3 de cada 10 desaparecidos son mujeres.
El reformista
Antes del ataque contra los normalistas, ocurrido en Iguala, estado de Guerrero, el gobierno federal enfocó todas sus baterías en las reformas de energía, telecomunicaciones y educación.
Hasta ese momento, parecía que la ola de criminalidad era el legado exclusivo de Felipe Calderón, mandatario que declaró la guerra contra la droga, pero una historia ajena al nuevo poder encabezado por Enrique Peña Nieto.
La imagen del mandatario con el pelo engomillado, traje impecable y manos cruzadas era presentada como el reformador del país. “Salvando México”, se leía en letras grandes en la edición del 24 de febrero de 2014 de la prestigiosa revista Time, en donde Peña Nieto, con una mirada hacia el espacio, ocupaba la portada.
Los halagos estaban a la orden del día. En su visita a Los Ángeles, en agosto del año pasado, todavía acudió con el aura de líder. La estructura de su gobierno, no obstante, era frágil. Las paredes de su castillo fueron cayendo como fragmentos de cristal, de la misma manera que se derrumbaron las hipótesis utilizadas por el estado, ante el peso de la verdad sobre el secuestro de los estudiantes de Ayotzinapa.
“Ayotzinapa es un parteaguas, marca el fin de la luna de miel que tenía con los inversionistas extranjeros”, valoró Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Pomona. “Este es un gobierno que va en picada, utilizó la mentira para ocultar la realidad y al final dañó su credibilidad”.
Perseo Quiroz, director ejecutivo de Amnistía Internacional en México, destaca que el estado ha fallado en la investigación, hay falta de capacidad pericial y se mantiene la revictimización, donde las autoridades justifican que las personas desaparecidas o víctimas de la violencia tienen vínculos con el crimen.
“La intención [del gobierno] es minimizar lo que está pasando, escondiendo la basura bajo la alfombra. No ha habido voluntad política, lo que vemos son actos superficiales, porque los avances legislativos no se han traducido en políticas públicas”, aseguró Quiroz a HOY en entrevista telefónica.
Popularidad a la baja
Una encuesta realizada por el Centro Pew reveló, a finales de agosto, que la aprobación de la administración de Enrique Peña Nieto cayó del 51% al 44%, en comparación al 2014. Asimismo, el 72% de los mexicanos se mostró insatisfecho con la dirección que lleva la nación.
En materia de seguridad, el 35% de la población aprobó su gestión, lo que representa la baja más marcada; dado que el año pasado fue de 53%. En cuanto a la lucha contra la corrupción, el 27% respaldó su trabajo, contrario al 42% que opinó positivamente en el 2014. En el rubro de la economía, el 37% se mostró a favor, contrario al 43% obtenido 12 meses antes.
Expertos indican, además, que así como la presión social ha sido clave para mantener vivo el caso Ayotzinapa, es el mismo recurso que deberá utilizarse para provocar cambios en el sistema; de esta manera, se podría incidir para que los funcionarios, sin importar el nivel, puedan ser sujetos de procesos judiciales.
“El gobierno no va a cambiar por su propia cuenta, si no hay presión”, indicó a HOY Vicente Sánchez, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública del Colegio de la Frontera Norte.
“El gran reto es reconfigurar las instituciones de seguridad y justicia para que sean creibles; hay que profesionalizarlas, en la actualidad no tienen legitimidad porque han sido utilizadas políticamente”, añadió el académico.
Con esperanza
María Ramírez, por su parte, dice que todas las noches eleva plegarias. La imagen de Jesucristo, junto a la de su hijo, la tiene en el centro de la sala de su casa. Las oraciones también son por su nieto, un joven secuestrado en La Piedad, Michoacán en el 2009.
“Ahora tendría 25 años”, manifestó con profundo dolor, al destacar que en su vida le llegó un golpe tras otro. “El gobierno se hace de la vista gorda”, declaró sobre la gestión de Peña Nieto, en cuyo mandato se esperaba un giro a la vorágine de violencia.
En este momento, afirma Ramírez, lo que busca es la paz después de haber vivido una etapa de mucha confusión. “La esperanza es la que lo mantiene a uno”, concluyó.
EL DATO
CAMINATA Y VIGILIA POR AYOTZINAPA
Día: Sábado 26 de septiembre
Lugar: Plaza Olvera a las 2 p.m. (caminata)
Lugar: Plaza frente a consulado de México a las 5 p.m. (vigilia)
FORO CONMEMORATIVO
Día: Sábado 26 de septiembre a las 4 p.m.
Lugar: Universidad Estatal de California en Northridge
Local: Casa Chicana(o) de CSUN
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